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Donde se refiere al «movimiento común»,  en la actualidad
       hablaríamos de «compartir un mismo sistema de referencia», de
       modo que Galileo asegura que cuando varios objetos se encuen-
       tran en un mismo sistema de referencia que a su vez está en mo-
       vimiento, dicha velocidad hay que considerarla como algo «ocioso
       y como nulo».
           Y como corolario de la idea anterior hay que concluir que no
       siempre el movimiento requiere un motor y una causa, como pen-
       saba Aristóteles. Sobre el movimiento a velocidad uniforme las
       causas son irrelevantes e innecesaiias. Ya no es preciso recurrir a
       las extrañas teorías que atribuían el motor a las capas de aire: en
       realidad no hay nada que explicar.


       LA INERCIA


       Tal como se ha visto, Galileo hizo uso de una noción de inercia que
       le sirvió para atacar el aristotelismo y dar paso a una nueva con-
       cepción del espacio. Sin embargo, no logró desembarazarse de
       todas las antiguas nociones erróneas, de modo que cuando tuvo
       que formulai· el principio de inercia de forma explícita, su plantea-
       miento era válido, pero cometió un error fundamental.
           En su obra, principalmente en los Discursos, se encuentran
       algunos experimentos mentales que hoy en día siguen constitu-
       yendo una introducción muy interesante a la comprensión de
       dicho principio. En el primero de estos ejemplos, Galileo plan-
       teaba la siguiente situación: una bola de bronce está sobre una
       superficie inclinada tan pulida que su resistencia se puede obviar.
       Al soltar la bola, esta se deslizará acelerándose constantemente.
       En un segundo momento, se coloca la superficie en posición
       horizontal y de nuevo se deposita la bola encima. En esta situa-
       ción, al dar un ligero impulso a la bola, se plantea el siguiente
       interrogante: «¿Qué distancia recorrerá el cuerpo en movimien-
       to?».  Como no hay resistencia ni nada que frene el objeto, la
       velocidad será constante. Como señala Salviati,  «si ese espacio
       fuese indefinido, el movimiento sobre él no tendría fin,  esto es,
       sería perpetuo».






                                         EL NACIMIENTO DE  LA FÍSICA MODERNA   99
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