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sitaba acotar el área entre dos sumas. Le bastaba una sola suma en
         la que se adigualaba el lado superior de cada rectángulo con un
         segmento muy pequeño de la hipérbola. Cuanto más pequeño fuera
         el segmento, más cercana era esa adigualdad, y por tanto, más cer-
         cana estaba el área bajo el segmento de curva al área del rectán-
         gulo correspondiente. La diferencia es sutilisima, pero fundamental.
             Tan sutil que Ferrriat no se dio cuenta de lo importante que
         era el cambio. Su concepto de adigualdad había cambiado: ya no
         se trataba de adigualar cantidades finitas cualesquiera. Fermat
         había encontrado los infinitésimos. Sin embargo, estaba seguro
         de continuar la tradición de Arquímedes. No entendió .que el salto
         conceptual que había dado era tan grande que sus admirados
         maestros griegos no podían ya seguirle al terreno inexplorado
         que estaba abriendo. De nuevo, sin darse cuenta enterraba la tra-
         dición que tanto respetaba. En efecto, la cuadratura de curvas es
         la operación que hoy en día llamamos integración, aunque, como
         en el caso de las tangentes, Fermat no supo ver que el área bajo
         una curva era también un~ ecuación.





         LA RECTIFICACIÓN

         Si  cuadrar significa encontrar un área rectangular igual a  otra
         determinada por una curva,  rectificar significa encontrar una
         línea recta igual en longitud a la de una línea curva. Una vez más,
         el problema se remonta a los griegos.
            Aristóteles había dictaminado que era imposible encontrar
         una línea recta igual en longitud a una línea curva. Su autoridad
         era tan grande que, en el siglo XVII, la mayoría de los matemáticos
         estaba de acuerdo, a pesar de que ya se habían logrado algunas
        rectificaciones, en particular por Arquímedes. Siguiendo a dicho
        maestro, Fermat estaba convencido de la posibilidad de recti-
        ficar curvas.  Su trabajo al respecto es la única instancia de un
        tratado de Fermat que fue publicado de forma impresa en vida
        del autor, como un apéndice de la obra de un amigo,  el jesuita
        tolosano Antoine de Lalouvere (1600-1664),  en el tardío año de






                        CONTRIBUCIONES DE  FERMAT AL CÁLCULO DIFERENCIAL E INTEGRAL   131
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