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Como hemos dicho, el matemático que intenta demostrar un
teorema difícil es como el general que hace uso de diversas estra-
tegias hasta que, en un momento de iluminación, encuentra la que
funciona para derribar el muro. Wiles mismo comparó su trabajo
a entrar en una habitación a oscuras en la que poco a poco se van
reconociendo los muebles y objetos que contiene, hasta que, final-
mente, uno encuentra el interruptor y logra inundar la habitación
de luz.
El caso es que la prueba que Wiles expuso en aquella célebre
serie de conferencias pronunciadas el 23 de junio de 1993 en
Cambridge estaba basada en su segunda estrategia, en Kolyva-
gin-Flach, habiendo descartado por inútil el método inicial. Sin
embargo, esa prueba se derrumbó porque contenía un error
fatal.
Wiles se estrelló contra el mismo muro que Cauchy, Lamé,
Kummer y Miyaoka. Todos habían acariciado el premio, solo para
ser derrotados en el último instante. Ese pequeño paso, ese último
naipe, se les había escapado a todos los matemáticos. Y ahora, al
parecer, el'udía también a Wiles. Al igual que los investigadores
que le precedieron, Wiles parecía destinado a ser otro nombre en
la larga serie de fracasos que ya duraba 350 años.
Pero ello no fue evidente al principio, cuando Wiles era acla-
mado al final de su conferencia. El error surgió durante la revi-
sión para la publicación, un proceso rigurosísimo que se conoce
como «revisión por los pares». Típicamente, durante dicho pro-
ceso, se formulan preguntas y dudas que el autor tiene que res-
ponder. Y hubo una de esas dudas que Wiles no pudo resolver. El
error de Wiles, identificado por el matemático norteamericano
Nick Katz, es imposible de describir para un lego. Según el propio
Wiles, incluso un matemático profesional requeriría dos o tres
meses para entenderlo. Al final, Wiles tuvo que admitir que Katz
tenía razón: se había equivocado en un detalle tan sutil que era
casi imposible verlo.
El hermetismo de Wiles tenía ese precio. La discusión abierta
entre colegas de los proyectos de investigación y el grado de
avance de los mismos es una de las reglas no escritas de la práctica
matemática. Dicha discusión permite identificar posibles errores,
60 LOS INTENTOS DE DEMOSTRACIÓN DEL ÚLTIMO TEOREMA