Page 55 - 16 Fermat
P. 55

dado que todo número complejo tiene una parte real y una imagi-
      naria, el espacio hiperbólico tiene en realidad cuatro coordenadas.
      Dado que nuestra pobre visión se limita a tres coordenadas espa-
      ciales, no podemos visualizar una forma modular. Digamos enton-
      ces que una forma modular es un objeto matemático que habita en
      el espacio hiperbólico, cumpliendo ciertas propiedades. Una de
      ellas es que su parte irnaginalia es positiva, por lo que nuestros
      objetos habitan en la mitad supelior del espacio. Otras propiedades
      no son tan fáciles de desclibir, y las obviaremos en esta exposición.
          Ahora bien, cada forma modular tiene, siguiendo un símil de
      Sirnon Singh, un ADN, una selie de números que lo descliben por
      completo, y que llamaremos Ml'  M , • • •  Mn. Análogamente,  cada
                                       2
      curva elíptica tiene asu vez otroADN, qU:e llamaremosE ,E , • • • En.
                                                        1  2
          Hasta bien entrado el siglo xx ambos campos -el estudio de
      las curvas elípticas y el de las formas modulares- eran compar-
      timentos estancos, sin la menor relación entre sí. Siguiendo la tra-
      dición de especialización de los matemáticos, que se volvió cada
      vez más aguda a partir del siglo XIX,  quienes se ocupaban de una
      cosa no terúan la menor idea de la otra.
          Pero entonces llegaron los matemáticos japoneses Yutaka
      Taniyama (1927-1958) y su amigo Goro Shimura, que postularon
      un resultado asombroso: a cada curva elíptica le correspondía una
      forma modular, y viceversa. Los ADN eran totalmente intercam-
      biables. La secuencia de M  de una forma modular era igual a la
      secuencia de E de una curva elíptica, y viceversa.
          No podían demostrar esta cortjetura cuando la plantearon en
      el Japón de la posguerra, pero estaban bastante seguros de su
      verdad. A la pregunta de un colega de si estaba asegurando que
      algunas curvas elípticas terúan una correspondiente forma modu-
      lar, Shimura contestó: «No, estoy afirmando que todas la tienen».
          La cortjetura era hermosa, porque tendía un puente entre dos
      áreas aparentemente ajenas. Era un puente entre dos mundos. Si
      era cierta, significaba que cualquier teorema demostrado sobre for-
      mas modulares seria cierto para las curvas elípticas, y viceversa La
      belleza de todo esto no solamente consiste en que se ahorra la
      mitad del esfuerzo, sino que a veces una demostración es mucho
      más accesible en uno de los mundos que en el otro. La cortjetura






                            LOS  INTENTOS DE  DEMOSTRACIÓN DEL ÚLTIMO TEOREMA   55
   50   51   52   53   54   55   56   57   58   59   60