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En el mismo año 1640 Fermat anunciaba el pequeño teorema
                    a Frénicle. El pequeño teorema de Fermat es uno de esos resulta-
                    dos que solo es aplicable a un número primo. En su enunciado
                    actual, el teorema dice que,  dados un primo p  y un número na-
                    tural a,  con a y p  primos relativos (o sea, que p  no divide a a),
                    av- - l es divisible por p. Al principio no parece clara la relevancia
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                    de este teorema, pero el hecho es que establece una propiedad
                    fundamental de los ladrillos, los primos, que tiene consecuencias
                    muy interesantes.
                        Godfrey Hardy, hacia 1912, notaba con satisfacción que los
                    problemas de la teoría de números no tenían aplicación práctica.
                    Sin embargo, este hecho cambió radicalmente cuando, en 1977, se
                    desarrolló un algoritmo de encriptación llamado RSA, que depende
                    críticamente de la diferencia en eficiencia entre factorizar un nú-
                    mero en dos factores primos ( encontrar la solución) y multiplicar
                    dos factores para obtener un número (comprobarla solución).
                        Violar el código requiere factorizar un número enorme. Esto
                    tiene que ser muy difícil para que el algoritmo tenga éxito.  En
                    cambio, quienes conocen los factores pueden fácilmente codifi-
                    car y descodificar el mensaje, ya que ello solamente requiere una
                    multiplicación. Por primera vez, la teoría de números tenía una
                    aplicación práctica. De este principio dependen hoy en día todas
                    las transacciones encriptadas que se llevan a cabo en Internet,
                    nada menos. Sin embargo, la seguridad del método, entendida
                    como la diferencia de tiempo entre codificar y descodificar, por
                    un lado, y violar el código, por otro, no ha podido ser demos-
                    trada. Toda nuestra economía electrónica pende de ese hilo ma-
                    temático, aunque la mayoría de los expertos cree que el algoritmo
                    es seguro.
                        Sea como fuere, a partir de la implantación generalizada del
                    RSA,  tanto las pruebas de primalidad -el primer paso del algo-
                    ritmo es encontrar dos primos enormes- como los algoritmos de
                    factorización --que, en el peor de los casos, podrían destruir la
                    seguridad  del  RSA- han  cobrado  una importancia práctica
                    enorme.
                        Fermat estaba, pues, preocupado por el problema de la pri-
                    malidad. Como ejemplo de una prueba de primalidad trivial, uno






        76          LA MODERNA TEORÍA DE NÚMEROS
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