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otro solamente una? Este problema relativo a los juegos de azar,
                     propuesto por un hombre de mundo a un austero jansenista y a un
                     abogado amante de las matemáticas, señala el origen del cálculo
                     de probabilidades, de la «geometría del azar».
                         Los primeros cultivadores del cálculo en los juegos de azar
                     acabaron viendo en él un modelo para inferir conocimiento acerca
                     de otras porciones del mundo. Así, en 1657, Christiaan Huygens
                     (1629-1695) publicó Calculando en los juegos de azar, obra en la
                     que aplicó sistemáticamente el álgebra al cálculo de apuestas e
                     introdujo la noción de esperanza o ganancia más probable -la
                     ganancia media si el juego se repite muchas veces- para determi-
                     nar si un juego era o no justo (lo era si el valor de la apuesta coin-
                     cidía con el valor de la esperanza del juego). Pero, además, en
                     colaboración con su hermano, acuñó el concepto de esperanza de
                     vida. A partir de las tablas de mortandad de la ciudad de Londres
                     que publicó John Graunt -padre de la aritmética política-, los
                     hermanos Huygens y Edmond Halley calcularon probabilidades
                     de vida futura, como si vivir o morir se tratara de un juego a cara
                     o cruz. Se decía, por ejemplo, que el 36% de los londinenses vivía
                     una media de 3 años. Era como si al nacer los padres sacasen al
                     azar una papeleta de una urna en que 36 de las 100 papeletas lle-
                     vasen la frase «Su hijo no va a vivir más de 3 años». Un macabro
                     experimento mental, pero que recoge bastante bien esta analogía
                     pionera entre juegos de azar y estadística.
                         El siguiente gran hito en esta panorámica de la historia de la
                     probabilidad que estamos trazando es elArs conjectandi (Arte de
                     conjeturar), de Jakob Bemoulli. Este tratado inconcluso vio la luz
                     en 1713 con carácter póstumo. En él se extiende el uso de la com-
                     binatoria para determinar todas las posibilidades de ocurrencia de
                     un suceso y,  de este modo, calcular más fácilmente su probabili-
                     dad. Pero más importante es que se ataca por vez primera el pro-
                     blema de la probabilidad inversa, es decir, inferir la probabilidad
                     de un suceso a partir de la experiencia (a posteriori) cuando no
                     puede deducirse a priori ( antes de la experiencia, mediante razo-
                     namientos lógicos o psicológicos). Jakob Bemoulli estableció el
                     teorema áureo (hoy conocido como teorema de Bemoulli): la fre-
                     cuencia relativa de un suceso tiende a aproximarse a un número





         124         PROBABILIDAD Y DETERMINISMO
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