Page 142 - 17 Laplace
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mundo. Había una buena razón para ello, pues a su juicio, la vida
                    misma, sus problemas, no escapan a la esfera de las probabilida-
                    des. Lo más atractivo es que Laplace pone continuamente al lec·-
                    tor ejemplos de aplicación del cálculo de probabilidades a las
                    ciencias políticas y morales. Si este cálculo se había revelado tan
                    eficaz en las ciencias naturales, ¿por qué no iba a serlo también
                    en las ciencias humanas? Estaba, sin saberlo, anticipando el por-
                    venir:  el nacimiento de las ciencias sociales. Su sugerencia no
                    caeria en saco roto.
                        Así, comienza estudiando la probabilidad de los testimonios.
                    Imaginemos, por ejemplo, que un hecho llega a nuestro conoci-
                    miento a través de veinte testigos, de modo que el primero lo ha
                    comunicado al segundo, este al tercero y así sucesivamente. Si la
                   probabilidad de que cada testigo transmita al siguiente el hecho sin
                    deformarlo es de 9/1 O ( es decir, del 90 %, una probabilidad bastante
                    alta), la probabilidad de que el hecho llegue a nosotros sin mancha
                                                                   2
                    a través de los veinte testigos es, en cambio, de (9/10) º .. 0,12 (una
                   probabilidad muy baja). ¡Solo hay un 12% de posibilidades de que
                    el hecho haya llegado hasta nosotros sin remiendos ni añadiduras!
                       A continuación se ocupa de las elecciones, las decisiones de
                   las asambleas y las sentencias de los tribunales. Laplace equipara
                   los procesos de toma de una decisión con la extracción de una
                   bola de una urna, representando las bolas blancas las decisiones
                   justas, y las negras, las ir\justas. Por medio de complejos cálculos
                   determinó cuál seria la probabilidad de error en el veredicto de un
                   tribunal en función del número de jueces que lo formaran y del
                   número de votos que hiciesen falta para condenar al acusado.
                       El cálculo de probabilidades le servía a Laplace incluso para
                   analizar la posible existencia de Dios.




                   LA FE DEL ATEO LAPLACE


                   Entre los historiadores y filósofos de la ciencia Laplace es gene-
                   ralmente recordado por su gráfica reafirmación en el determi-
                   nismo, que ha sido denominada como demonio de Laplace, por la





        142        PROBABILIDAD Y DETERMINISMO
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