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Laplace siempre se movió entre las matemáticas, la física y la quí-
mica como pez en el agua.
En 1 783, formó parte junto a Condorcet de un proyecto que
supuso un nuevo avance para los estudios demográficos y es-
tadísticos. Condorcet, quien era ya un decidido partidario de la
aplicación de las matemáticas a la toma de decisiones humanas,
veía en el cálculo de probabilidades una herramienta de Estado:
la estadística. Ambos participaron en un comité académico para
investigar el funcionamiento del hospital más grande de París,
L'Hótel-Dieu, y emplearon su destreza en el cálculo de probabi-
lidades para comparar los índices de mortalidad del hospital con
los de otros hospitales franceses. Además, en 1785, Laplace terció
en el inicio de los estudios demográficos en Francia. Amparán-
dose en los registros de nacimientos que las parroquias llevaban
desde antiguo, estimó que podía calcularse la población total del
reino multiplicando por 26 el número de nacimientos.
Pero también encontró tiempo para colaborar con otra de las
grandes estrellas científicas del momento: Antaine Laurent de La-
voisier (1743-1794). Cuando Laplace entró en contacto con él,
Lavoisier era un personaje público. Era jefe de los recaudadores
de impuestos, puesto que había logrado tras casarse con su adine-
rada e inteligente mujer, Marie-Anne Paulze (1758-1836). Era,
pues, un hombre rico, influyente en la corte, y también un repu-
tado experimentador en su laboratorio del Arsenal de París. Lavoi-
sier había arrinconado la teoría tradicional del flogisto al proponer
su teoría de la combustión basada en la porción de aire que hoy
llamamos oxígeno. Además, había reformado por completo las
bases de la química, asentando una nueva nomenclatura.
Laplace comenzó a colaborar con Lavoisier en 1777, y lo hizo
esporádicamente durante más de quince años, junto a Claude-
Louis Berthollet (1748-1822), Antoine-Fran~ois de Fourcroy
(1755-1809) y Alessandro Volta (1745-1827). De hecho, Laplace
continuaría trabajando con Berthollet durante buena parte del
resto de sus días, y sus últimos trabajos abordarían principalmente
aspectos particulares de la física y la química. Pero, ¿cómo em-
pezó todo? La razón primordial de que entrara a trabajar con él es
muy prosaica. El padre de Laplace, Pierre, seguía explotando sus
66 LA ESTABILIDAD DEL SISTEMA DEL MUNDO