Page 62 - 17 Laplace
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adelante, por considerarlos muy pequeños ( al elevar la masa solar
                    al cuadrado, el cociente es ya del orden de 0,00000001). Es decir,
                    simplificando, de tener A + B + C + .. . pasó a tener únicamente A.
                    Este primer término A ofrecía una primera aproximación.
                        La suma del primer término y del segundo (A  + B) no cabe
                    duda de que constituía una aproximación mejor, y la de los tres
                    primeros términos (A + B  + C) otra aún mejor. Pero el precio que
                    había que pagar por mejorar las aproximaciones de esta manera era
                    una complejidad cada vez mucho mayor en los cálculos. No obs-
                    tante, si los términos sucesivos iban siendo cada vez más pequeños
                    ( cada vez sumaban menos, como era el caso), podía resultar que la
                    aproximación de primer orden (AJ ofreciera ya una solución aproxi-
                    mada suficientemente buena del valor total de la suma. El matemá-
                    tico francés operó siempre con aproximaciones de primer orden,
                    despreciando los términos de segundo, tercer y sucesivo orden.
                        Sin embargo, los matemáticos del siglo xrx se encargarían de
                    mostrar que por desgracia la mayoría de las series de la mecánica
                    celeste imaginadas por los matemáticos del siglo anterior no con-
                    vergían (su resultado daba infinito) y, por tanto, no eran solucio-
                    nes válidas ni daban buenas aproximaciones de las que extraer
                    conclusiones sobre la estabilidad planetaria. Laplace se quedó con
                   A y, aunque los términos restantes B + C + ... eran muy pequeños,
                    no eran ni mucho menos despreciables, porque a la larga - en
                    períodos de tiempo enormes- podían crecer y los can1bios serían
                    apreciables. A lo largo de la cadena infinitamente larga podían
                    hacer acto de presencia sumandos significativos que diesen al
                    traste con la tendencia que se hubiera establecido a partir de la
                    evaluación de los primeros. Concretamente, en sus ecuaciones del
                    sistema Sol-Júpiter-Saturno (problema de los tres cuerpos), La-
                    place despreció términos matemáticos que creía muy pequeños
                    pero que, en contra de lo que él suponía, podían crecer hasta des-
                    estabilizar el sistema solar.  Con palabras que escribiría algunos
                    años después y que dan testimonio de esta forma de operar (Ex-
                   posición del sistema del mundo, libro IV,  cap. II):

                       El cálculo confirmó la sospecha y me permitió saber que en general
                       los movimientos medios de los planetas y sus distancias medias al





        62          LA ESTABILIDAD DEL SISTEMA DEL MUNDO
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