Page 48 - 28 Hubble
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misos para arreglar la casa y habitarla. A pesar de las mejoras,
la casa no pasaba de ser una choza grande, pero fue la nueva vi-
vienda de los Hubble. Muy lejos de su mansión lujosa habitual,
esta nueva vivienda provisional les hizo pasar los momentos más
románticos de su vida en común. Había pocas comodidades, una
comunidad de ratones y las explosiones de las bombas y cohetes
que estaban probando en la isla la hacían temblar, rompiendo con
frecuencia los cristales y, en cierta ocasión, arrancando de cuajo
la puerta principal de las bisagras y quicio. Pero la separación que
habían tenido que soportar antes de la incorporación de Edwin a
Aberdeen hizo de las dificultades mayor fuente de armonía.
La casa se llamaba la «casa encantada», pues había rumores
y leyendas de apariciones. Tras un viaje a Washington, la casa se
quemó. Se ordenó a los soldados que la repararan y lo hicieron
tan rápido y tan bien que Grace lamentaba que no se hubiera que-
mado antes. Pero la guerra temúnó y tuvieron que volver a su vida
habitual, en su gran mansión y con el trabajo en Mount Wilson,
dejando con lágrimas aquella choza encantada donde vivieron mo-
mentos amorosos. La vida en la casa encantada había sido dura
pero «encantadora». Tan dura pudo haber sido que, tras la guerra,
los militares la demolieron pensando que en aquella edificación
nadie sería capaz de vivir.
El espíritu militar era innato en Hubble. Sin embargo; nunca
quiso participar en el Proyecto Manhattan, a pesar de que fue pre-
sionado para ello. Y es digno de elogio que tras el lanzamiento de
la bomba atómica en Hiroshima, tuviera una actuación pública
explícita en contra de la carrera atómica para usos militares. Para
evitarla, debería crearse un gobierno supranacional y una fuerza
policial poderosa. De otra fom1a, la civilización podría autodes-
truirse, quizá volviendo a la era paleolítica. Einstein expresó ideas
semejantes cuando le preguntaron cómo sería la Tercera Guerra
Mundial, a lo que contestó que no lo sabía, pero que sí sabía cómo
sería la cuarta: con piedras y palos.
Por su actividad como civil, dirigiendo el laboratorio de ba-
lística, se le concedió la medalla al mérito civil, medalla que tanto
enorgullecía a Hubble que la incorporaba a su traje en toda mani-
festación social.
48 HUBBLE, EL HOMBRE