Page 44 - 28 Hubble
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fondo de gules, un ángulo gualdo con el vértice hacia arriba, que
se otorgaba a los heridos de guerra. Y conservó el grado de mayor.
Ya sería para siempre el «mayor Hubble».
La guerra había terminado. Hubo una borrachera general,
en ocasión bien comprensible, de la que Hubble no se escapó a
pesar de la promesa hecha a su padre de no probar alcohol. Fue
la primera borrachera, quizá la segunda si tenemos en cuenta la
de Jerez, ocasión también bien comprensible. Al día siguiente,
la resaca le impedía recordar absolutamente nada. Preguntó a sus
compañeros qué había pasado y le respondieron que él había es-
tado brillante, con un prolongado y encendido discurso. Su reac-
ción fue: «Me hubiera gustado oírlo».
«Por favor, venga tan pronto como sea posible, ya que
esperamos que el telescopio de 100 pulgadas esté en fase
de comisión muy pronto, y habrá abundantes
oportunidades de trabajar cuando llegue.»
- REQUERIMIENTO DE HALE A HUBBLE EN VISTA DE SU RETRASO EN LA INCORPORACIÓN
AL OBSERVATORIO DE MOUNT WILSON.
Tras el armisticio, los voluntarios volvieron a Estados Unidos;
pero Hubble, no. Aprovechó su estancia en Europa para visitar de
nuevo su querida Inglaterra. ¿Cómo era posible si tenía la promesa
del director George Ellery Hale de un puesto en el gran observato-
rio de Mount Wilson? Su parsimonia resultaba asombrosa.
Hubble fue a Cambridge, donde tuvo la magnífica ocasión de
ver los papeles originales de Isaac Newton en el Trinity College,
no solo de su venerable libro de los Principia, sino incluso de
sus listas de compras diarias con tachaduras en una diminuta li-
breta. Y pudo recostarse en un manzano que, según la tradición,
era descendiente de aquel que inmortalizara Newton. Además,
como se ha dicho, pudo asistir a las clases de Arthur Eddington
sobre astronomía esférica, tomar orgullosamente su puesto en la
High Table así como respirar el aire limpio de los colleges y volver
a asombrarse de las extravagantes tradiciones camberitanas, que,
44 HUBBLE. EL HOMBRE