Page 39 - 28 Hubble
P. 39
Otro compañero suyo - el Rodhes de Iowa- contaba:
Nos reíamos de su esfuerzo por adquirir una pronunciación inglesa
extrema mientras que el resto de nosotros intentábamos conservar
nuestra pronunciación nativa. Y la propia madre de Edwin tenía que
releer y releer las cartas de su hijo, pues le parecían tan extrañas
que dudaba de quién era realmente el remitente.
En uno de sus viajes europeos, Hubble estuvo en España.
Pero de ese viaje se sabe muy poco. Fue a Cádiz, y es de suponer
que para llegar hasta allí tuvo que atravesar toda España, pero
nada quedó registrado de la travesía. En Cádiz tenía un amigo,
hijo de un exportador inglés de vino de Jerez. Allí, en Jerez, visita-
ron las bodegas de González Byass, concretamente los afamados
toneles de Cristo y los de los doce apóstoles, donde probaron los
fabulosos vinos Tío Pepe y Palomino. Los vinos de los doce após-
toles y el Cristo -cuyo tonel es 33 veces más grande- tenían ya
una tradición. Los visitantes firmaban antes de empezar a beber.
Luego debían probar doce tipos diferentes de Jerez y, al final, de-
bían volver a firmar. Las firmas antes y después, claro está, no se
parecían en nada, lo que resultaba muy divertido. Hubble contó
que le había impresionado ver en los toneles la firma de visitan-
tes ilustres, incluida la del rey de España. Por aquel entonces, él
todavía no era famoso, pero habría sido notorio que hoy pudiéra-
mos ver la firma del famoso astrónomo en alguno de los vetustos
toneles.
Insistiendo en la anglofilia de Hubble, resulta casi asombroso
que de su viaje por España solamente sepamos lo que ocurrió allí
en el lugar donde los ingleses habían puesto su interés y su huella.
Aunque lo cierto es que Hubble sabía hablar español, movido por
cwiosidad natural y por el previsible interés comercial sudameri-
cano. Ya se ha dicho que, a la vuelta de Oxford, dio clases de espa-
ñol, por lo que no podía tratarse de un conocimiento superficial.
Llama la atención que en tan breve tiempo y sin que le diese im-
portancia excesiva adquiriera este buen conocimiento del español.
Tan1bién se puede apreciar por esta pequeña travesura etílica
que Hubble no cumplió estrictamente el mandato de su padre de
HUBBLE, EL HOMBRE 39