Page 64 - 28 Hubble
P. 64

CUESTIONES DE NOMENCLATURA
             Al empezar el  siglo xx,  no se  sabía  distinguir entre los objetos de apariencia
             extensa (excluyendo los planetas), no estando claro cuáles formaban parte
             de nuestra galaxia  y  cuáles constituían otras galaxias. A  unas y  otras se  les
             daba el nombre de «nébula».  Al ponerse de manifiesto la  diferencia, Hubble
             habló de nébulas galácticas y nébulas extragalácticas. Nunca en su vida utilizó
             la  palabra «galaxia», salvo al  referirse a la nuestra, sin duda por su enemistad
             manifiesta con Shapley, quien acertadamente propuso el  término «galaxia».
             Como estamos tratando de la biografía de Hubble y él empleaba la expresión
             «nébulas extragalácticas» o simplemente «nébulas» (pues las  nébulas galác-
             ticas pronto dejaron de interesarle), nosotros también emplearemos su termi-
             nología, en el  bien entendido de que «nébula (extragaláctica)» es sinónimo del
             término actual «galaxia». La voz «nébula» es algo extraña en castellano, pero
             hemos preferido conservarla por no corresponder exactamente a la castellana
             «nebulosa» y por ser su  origen claramente latino y  no anglosajón. Encontra-
             mos disculpable la  introducción de un  término perteneciente a nuestra len-
             gua madre, el  latín. Hoy se emplea «galaxia» para las nébulas extragalácticas
             y «nebulosa» para las nébulas galácticas. Pero hay una excepción: se  sigue
             hablando de la «nebulosa de Andrómeda», aunque según el criterio aceptado
             anterior deberíamos decir «galaxia de Andrómeda». Nuestra galaxia  es  una
             más entre miles de millones de ellas. La llamamos «nuestra galaxia» o bien «la
             Vía  Láctea».  La Vía  Láctea (véase la imagen) es en  realidad esa  franja lecho-
             sa  que todos reconocemos en el  cielo,  pero por haberse identificado desde





                   EL DESPLAZAMIENTO AL ROJO, «z»

                   Supongamos que observamos una raya espectral con longitud de
                   onda 11. en el laboratorio, aquí en la Tierra. Cuando la observamos
                         0
                   en una estrella o en una galaxia que se mueve (alejándose o acer-
                   cándose), esta raya está desplazada, tiene una longitud de onda di-
                   ferente 11.,  y la fórmula que relaciona ambas longitudes de onda es:
                                          A=A (l+v/c),
                                              0
                   donde v es la velocidad de alejamiento y e la velocidad de la luz.
                   Si v  es positiva,  11. > 11. ,  por lo que la raya,  si era amarilla,  se ha
                                       0
                   desplazado hacia el rojo. Si v es negativa, la raya se habrá despla-
                   zado hacia el azul. «Enrojecimiento» se utiliza como equivalente a





       64          LA CLASIFICACIÓN GALÁCTICA Y LOS UNIVERSOS ISLAS
   59   60   61   62   63   64   65   66   67   68   69