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CONCERTISTA POR UN DÍA
               El  repertorio para piano de Heisenberg
               cubría obras para piano solo, o música de
               cámara  con  voz o  con  la  intervención
               de unos  pocos instrumentos. Bárbara
               Blum,  una  de las  hijas  de  Heisenberg,
               cuenta que en el  sesenta aniversario del
               científico alemán, su famflia y algunos de
               sus amigos le prepararon un buen regalo:
               junto con otros amigos y conocidos for-
               maron una efímera orquesta de aficiona-
               dos para que Heisenberg pudiera tocar
               uno de sus conciertos favoritos, el Con-
               cierto para piano y  orquesta en Re menor
               de Mozart. Aquella fue una velada me-
               morable para todos los participantes, y
               diez años más tarde motivó una sorpresa
               a un nivel superior: la Orquesta Sinfónica
               de la  Radio de Baviera le propuso tocar
               juntos el  mismo concierto, lo que da una idea de la  valoración social de que
               gozaba Heisenberg. Pero el asunto no quedaba ahí; la sorpresa fue aún mayor
               cuando le dijeron que tenían la  intención de grabar el concierto. A  pesar de
               tan digno ofrecimiento, la iniciativa-homenaje no pasó del primer ensayo, pues
               Heisenberg se dio cuenta de sus limitaciones como solista profesional. Según
               cuenta Bárbara, hasta entonces su  padre solía saltarse algunas notas en  los
               pasajes más difíciles o frenar el  ritmo de ejecución, sin comprometer la  musi-
               calidad del conjunto; pero algo perfectamente admisible entre músicos aficio-
               nados no lo es cuando se  está acompañado de profesionales. Después del
               ensayo, Heisenberg dijo a los músicos que necesitaba practicar mucho más,
               pues hasta ese momento no se había dado cuenta de la rapidez con la que dos
               manos han de tocar simultáneamente el  piano. Sin embargo, el  director y los
               miembros de la  orquesta apreciaron el  arte mostrado por Heisenberg en  los
               pasajes más sutiles, de modo que aquel primer y único ensayo fue una satis-
               facción para todos.





                        La música fue para Heisenberg el equivalente a una pasión
                    emocional, y las veladas musicales tuvieron siempre una gran im-
                    portancia en la familia.  En los primeros años de matrimonio, la
                    esposa  cantaba lieder,  acompañada  al  piano  por su  marido.
                    Cuando sus dos hijos mayores fueron capaces de hacerlo, solían






         166        HOMBRE PÚBLICO, HOMBRE PRIVADO
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