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Los Álamos, como asesor principal de la construcción de reactores.
       Pero en julio de 1944, Julius Robert Oppenheimer, que dirigía el
       proyecto Y2 en Los Álamos, viajó varias veces a Chicago para con-
       vencer a Fermi de que se trasladase con él definitivamente a Los
       Álamos, al denominado «sitio Y».  Oppenheimer estaba encallado
       en varios problemas de diseño de la bomba atómica y el propio
       presidente le estaba presionando mucho.  Sabía que la ayuda de
       Fermi podía ser fundamental. Las órdenes eran claras:  concen-
       trar a la mayor parte de investigadores que fuese posible en Los
       Álamos, y acelerar el desarrollo de la bomba nuclear. La familia
       Fermi no tenía opción: se trasladaría de inmediato en Los Álamos.
           A finales de agosto, Laura y sus hijos se adelantaron al sitio Y
       de Los Álamos, mientras Fermi se encontraba en Hanford resol-
       viendo algunos problemas que había tenido DuPont con una de las
       nuevas pilas. A su llegada a Los Álamos, Laura dejó de ser la es-
       posa de Enrico Fermi, para pasar a serlo de Eugene Farmer: para
       aun1entar su seguridad, todos los investigadores tenían nombres
       falsos que sus fanlilias debían adoptar, manteniendo las iniciales
       de sus verdaderos nombres.
           No  dejaba de ser curioso que tan solo unas semanas antes,
       el 11  de julio de 1944, en Chicago, Laura y Enrico habían jurado
       lealtad a la constitución de Estados Unidos para, transcurridos
       los cinco años mínimos de estancia en el país, conseguir al fin la
       nacionalidad y el pasaporte norteamericano. Y ahora tenían una
       nueva identidad: eran los Farmer. Cuando Eugene Farmer llegó a
       Los Álamos se encontró con que su familia había perdido buena
       parte de las comodidades de las que gozaba en Chicago.
           Bajo la batuta de Robert Oppenheimer, Fermi fue nombrado
       director asociado del Proyecto Manhattan, encargado de la llamada
       «División F», siguiendo la inicial de su apellido ( el nuevo o el viejo).
       Su responsabilidad era la de ayudar a resolver cuestiones en las que
       se atascaban los miembros de otras divisiones, aprovechando su
       inteligencia y capacidad de visión global de los problemas.
           En Los Álamos, Fermi se interesó por prin1era vez por los or-
       denadores. Para facilitar las tareas de cálculo, Nicholas Metropo-
       lis, Richard Feynman y especialmente John Van Neumann, entre
       otros, se encargaron de instalar y programar una nueva compu-





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