Page 119 - 26 Fermi
P. 119
Los Álamos, como asesor principal de la construcción de reactores.
Pero en julio de 1944, Julius Robert Oppenheimer, que dirigía el
proyecto Y2 en Los Álamos, viajó varias veces a Chicago para con-
vencer a Fermi de que se trasladase con él definitivamente a Los
Álamos, al denominado «sitio Y». Oppenheimer estaba encallado
en varios problemas de diseño de la bomba atómica y el propio
presidente le estaba presionando mucho. Sabía que la ayuda de
Fermi podía ser fundamental. Las órdenes eran claras: concen-
trar a la mayor parte de investigadores que fuese posible en Los
Álamos, y acelerar el desarrollo de la bomba nuclear. La familia
Fermi no tenía opción: se trasladaría de inmediato en Los Álamos.
A finales de agosto, Laura y sus hijos se adelantaron al sitio Y
de Los Álamos, mientras Fermi se encontraba en Hanford resol-
viendo algunos problemas que había tenido DuPont con una de las
nuevas pilas. A su llegada a Los Álamos, Laura dejó de ser la es-
posa de Enrico Fermi, para pasar a serlo de Eugene Farmer: para
aun1entar su seguridad, todos los investigadores tenían nombres
falsos que sus fanlilias debían adoptar, manteniendo las iniciales
de sus verdaderos nombres.
No dejaba de ser curioso que tan solo unas semanas antes,
el 11 de julio de 1944, en Chicago, Laura y Enrico habían jurado
lealtad a la constitución de Estados Unidos para, transcurridos
los cinco años mínimos de estancia en el país, conseguir al fin la
nacionalidad y el pasaporte norteamericano. Y ahora tenían una
nueva identidad: eran los Farmer. Cuando Eugene Farmer llegó a
Los Álamos se encontró con que su familia había perdido buena
parte de las comodidades de las que gozaba en Chicago.
Bajo la batuta de Robert Oppenheimer, Fermi fue nombrado
director asociado del Proyecto Manhattan, encargado de la llamada
«División F», siguiendo la inicial de su apellido ( el nuevo o el viejo).
Su responsabilidad era la de ayudar a resolver cuestiones en las que
se atascaban los miembros de otras divisiones, aprovechando su
inteligencia y capacidad de visión global de los problemas.
En Los Álamos, Fermi se interesó por prin1era vez por los or-
denadores. Para facilitar las tareas de cálculo, Nicholas Metropo-
lis, Richard Feynman y especialmente John Van Neumann, entre
otros, se encargaron de instalar y programar una nueva compu-
EL PROYECTO MANHATTAN 119