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consecuencia de ser el menor de sus hermanos y sentir cierto
complejo de inferioridad respecto a ellos. Y con Giulio lo com-
partía todo: sus juegos, sus inquietudes por las ciencias y por
descubrir el funcionamiento del universo y de la tecnología que
empezaba a revolucionar el mundo. Eran inseparables. Y junto a él
construyó diversos artefactos eléctricos, como pequeños motores
y juguetes.
«Se tiende a exagerar en la renuncia a comprender cosas.»
- COMENTARIO QUE MUESTRA CLARA~lENTE LA FILOSOF{A DEL JOVEN FERMI.
Pero entonces sucedió. El 12 de enero de 1915, Giulio desa-
rrolló un absceso en la garganta y una intervención aparentemente
sencilla acabó con su vida. El fallecimiento de Giulio convulsionó
a la fantilia Fermi. Ida sufrió una depresión que la alteró sobrema-
nera. Sentía una debilidad especial por Giulio y no llegaría nunca
a recuperarse de su muerte. Enrico había perdido a su compa-
ñero de fatigas, al hermano mayor con el que jugaba a fútbol y
exploraba la montaña, al amigo que le abría a los demás. Enrico
aumentó su introversión y se refugió en el estudio de tal manera
que completó de forma espectacular sus estudios de secundaria
con un año de antelación y entró en el liceo Umberto I de Roma
al año siguiente.
LOS DOS ENRICOS
Al saltarse un curso, Fermi coincidió en el liceo con compañeros
mayores que él, justo de la edad de su fallecido hermano. Conoció
entonces a Enrico Persico, que había sido amigo de Giulio, y con
el que pronto descubrió su afinidad por el estudio de la física.
Fermi halló en Persico más que un amigo a un alma gemela. Su
ansia de conocimiento no se saciaba con las clases del liceo, y
los dos Enricos frecuentaban los miércoles un mercadillo en la
plaza romana de Campo de' Fiori, en el que gastaban las pocas
EL NACIMIENTO DEL FOTÓN 19