Page 20 - 15 Arquimedes
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gran renombre y prestigio como matemático, incluso más allá de
                     Alejandría. De hecho, se considera que fue el p1imero que consi-
                     guió medir el diámetro de la Tierra, con un margen de error sor-
                     prendentemente pequeño para la época.  Arquímedes remitió  a
                     Eratóstenes El Método,  una obra donde explicaba su método de
                     trabajo y que  estuvo perdida hasta 1906,  cuando el historiador
                     helenista Johan Ludvig Heiberg descubrió el palimpsesto de Cons-
                     tantinopla. Durante años, muchos estudiosos pensaron que guar-
                     daba en secreto y con recelo sus herranüentas metodológicas,
                     pero el hallazgo de la obra cambió para siempre la visión que se
                     tenía de Arquímedes. Conón de Samos (280-220 a.C.) fue otro de
                     sus corresponsales alejandrinos, al igual que Dositeo de Pelusio
                     (2.ª mitad del siglo n a.C.).  Del primero llegó a decir que era un
                     «amigo y hombre que ha llegado a ser admirable en matemáticas».
                     A la muerte de Conón decidió enviarle algunas de sus obras a Do-
                     siteo, puesto que este había conocido a Conón y estaba familiari-
                     zado con el estudio de la geometría. No nos han llegado las cartas
                     enviadas a Conón, pero sí sabemos que a Dositeo le remitió dos
                     libros de Sobre la esfera y  el cilindro, y los tratados completos
                     Sobre los conoides y los esferoides, Sobre las espirales y Sobre la
                     cuadratura de la parábola.
                         Arquímedes guardó una relación muy estrecha con Hierón II
                     (306-215 a.C.), tirano de Siracusa entre los años 270 a.c. y 215 aC.
                     Al parecer, ambos eran parientes, pues tal vez Fidias, padre de
                     Arquímedes, fuese primo de Hierón II. Incluso llegó a dedicar El
                     Arenario a Gelón II, hijo del tirano. Son varias las fuentes donde
                     se relatan historias acaecidas que involucran a los dos personajes
                     y todas ellas suelen destacar el vínculo político y de alianza bélica
                     entre Hierón y Arquímedes que desembocaría en la dirección de la
                     defensa ante el fan1oso asedio de Siracusa, habiendo ya fallecido
                     Hierón. El tirano había quedado maravillado por una demostra-
                     ción intelectual y mecánica de su pariente: consiguió mover un
                     gran barco pesado realizando un pequeño esfuerzo. Esta historia
                     es comúnmente recordada con la sentencia «Dadme un punto de
                     apoyo y moveré el mundo», recogida por Papo de Alejandría (290-
                     350), y que sirve para traernos a la memoria las leyes de lapa-
                     lanca, punto que será abordado en los siguientes capítulos. Tal fue





         20         UN SABIO EN  LA ANTIGÜEDAD
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