Page 26 - 15 Arquimedes
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El relato de la muerte de Arquímedes nos muestra el tópico
                    del científico despistado, absorto en sus pensamientos y despreo-
                    cupado de las tareas comunes, e incluso del propio aspecto per-
                    sonal. En algunas ocasiones se dice que las películas y la literatura
                    alimentan ese tópico, pero lo cierto es que ya los historiadores
                    romanos lo usaron en la figura de Arquímedes, aunque no fuera de
                    forma premeditada. Es evidente que el matemático griego se en-
                    tregó al pensamiento abstracto, como prueban sus escritos, sin
                    dejar de lado por completo los intereses experimentales, al menos
                    ocasionalmente. Por tanto, es posible que fuera un hombre im-
                    buido en sus pensamientos, que se debía a sus trabajos, enajenado
                    en parte de la vida cotidiana. En aquella época ninguna persona
                    con apuros económicos podía dedicarse en cuerpo y alma a las
                    matemáticas; sin embargo, Arquímedes tuvo la suerte de estar
                    bien posicionado, lo cual le permitió entregarse de por vida a sus
                    investigaciones, alejándose, tal vez,  de las realidades mundanas.
                    Al respecto, en su obra Vida de Marcelo (Tomo 11, XVII), Plutarco
                    apunta:

                        Así, no hay cómo no dar crédito a lo que se refiere de que, halagado
                        y entretenido de continuo por una sirena doméstica y familiar, se
                        olvidaba del alimento y no cuidaba de su persona; y que llevado por
                        fuerza a ungirse y bañarse, formaba figuras geométricas en el mismo
                        hogar, y después de ungido tiraba líneas con el dedo, estando verda-
                        deramente fuera de sí, y como poseído de las musas, por el sumo
                        placer que en estas ocupaciones hallaba.


                        A pesar de todo, es posible que también se exagere con ex-
                    ceso la animadversión que sentía Arquímedes por las cosas mate-
                    riales. En su época no estaba bien visto entre los geómetras usar
                    las manos para realizar construcciones ni máquinas de ningún
                    tipo. El filósofo griego Platón (428-347 a.C.) criticó con dureza a
                    los matemáticos griegos Eudoxo de Cnidos (390-337 a.C.) y Arqui-
                    tas de Tarento (430-360 a.C.)  por inclinarse hacia el arte de la
                    maquinaria, puesto que era una forma de degradar la geometría al
                    trasladarla de lo incorpóreo e intelectual a lo tangible y sensible.
                    El uso de la geometría para los cuerpos se consideraba un oficio






         26         UN SABIO EN  LA ANTIGÜEDAD
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