Page 239 - Edición final para libro digital
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negociadores especializados? Además, no es normal que todo sea lle-
                 vado tan en secreto y al margen de los estamentos políticos.
                    —¿Quieres decir que quizás todo esto sea una conspiración con-
                 tra alguien?
                    —Nooo. Sólo que no parece que se trate solamente de una nego-
                 ciación. Creo que nuestros mandos no piensan respetar el acuerdo,
                 y en cuanto liberen a Eitán Sabel tomarán represalias por la matanza
                 de Sheikh Ratwan.
                    —No es una idea descabellada. Ya hemos hablado sobre eso ¿Pero
                 en qué te has basado para llegar a esa conclusión con más seguridad?
                    —El hecho de que todo sea tan secreto y que me hayan elegido
                 precisamente a mí para negociar con Musleh. Así comprometen mi
                 palabra, ponen a Fatma en una difícil tesitura, y minan la confianza
                 que sus jefes puedan tener en los Hasbúm.
                    —¿De verdad piensas que han podido organizar todo esto para
                 perjudicar tu relación con Fatma?
                    —¿Qué otro sentido puede tener sino?
                    —No lo sé. Pero me parece todo tan descabellado que no me
                 imagino al alto mando maquinando algo tan retorcido.
                    —Solo piénsalo bien. Mi ascenso inesperado, la recomendación
                 de que cesase en mi relación con Fatma, los obstáculos para en-
                 cargarme de la defensa de sus hermanos. Todas esas intenciones se
                 podrían hacer realidad si llevasen a cabo ese ataque. Fatma nunca me
                 perdonaría que yo engañase a su pueblo. Eitán Sabel y sus soldados
                 salvarían la vida y los palestinos serían nuevamente castigados por
                 las acciones de quienes dicen luchar por su libertad. La jugada les
                 saldría perfecta.
                    —A mí también me extraña que ante tantos muertos en Sheikh
                 Ratwan el alto mando no quiera tomar venganza. Pero me cuesta
                 creer que lleguen a ser tan insidiosos en su afán por separarte de
                 Fatma.
                    —Espero equivocarme —expresó Ariel como un deseo—, pero
                 te pido que tengas mucho cuidado. Sobre todo, que cuides de Fatma
                 si algo llegase a sucederme a mí.
                    —Cuídate tú. Por ella no te preocupes, que yo velaré por su se-
                 guridad.

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