Page 236 - Edición final para libro digital
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—Claro que no. Sólo digo que de haber ido los cuatro difícil-
              mente hubiésemos salido vivos de Gaza.
                 Gorten agitó la cabeza manifestando sus dudas. Pero lo más im-
              portante era que Ariel había regresado ileso, y que había conseguido
              su primer objetivo; contactar con el cabecilla de los terroristas.
                 Durante unos cuantos minutos, Ariel puso a los otros tres al tan-
              to de todo lo ocurrido. Después de comer llamó a su padre. Era la
              primera vez que contactaba con él desde que el viejo le había expre-
              sado sus temores.
                 David Kachka se encontraba en Haifa cuando recibió la llamada
              de su hijo. Aún permanecía en el restaurante donde terminara de
              comer unos minutos antes. Estaba tomándose un café y revisando
              los papeles del traslado cuando sonó su terminal.
                 —Hola hijo —fue su inicial saludo nada más descolgar.
                 —Hola papá —le respondió Ariel—. Pareciera que estabas pen-
              diente de mi llamada.
                 —He visto tu nombre en la pantalla.
                 —Ya.
                 —Cuéntame. ¿Qué tal todo por ahí?
                 —Pues bien. Todo ha ido bien. He conseguido despertar el in-
              terés de Boulus Musleh. Ya puedes organizar el transporte de los
              prisioneros. Si todo sale bien no necesitaremos permanecer aquí
              mucho más. Espero poder volver en un par de días.
                 —Ya lo tengo todo organizado. Tan sólo esperábamos tu confir-
              mación para ponernos en marcha.
                 —Vaya. No has perdido el tiempo. ¿Te ha resultado difícil? ¿Ha
              tenido que hablar Fatma con ellos?
                 —No. Me han facilitado mucho las cosas. Los dos hermanos han
              decidido colaborar sin necesidad de utilizar a Fatma. He preferido
              mantenerla al margen.
                 Aquello tranquilizó a Ariel. Su principal preocupación era que la
              joven se viese involucrada en todo aquel asunto.
                 —Me alegra oírte decir eso —dijo Ariel con alivio—. ¿Ella qué
              tal está?
                 —Ella está bien. No te preocupes.
                 —¿Está ahora contigo?

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