Page 135 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez
mo despacho donde estuviéramos el día anterior; una vez ante el
mandamás sus dos colaboradores cerraron la puerta y se colocaron
detrás de nosotros con las pistolas en la mano.
—Chicos, he estado pensando mucho en la manera de solu-
cionar este problema que me habéis creado y sólo he conseguido
llegar a una conclusión —aquellas palabras nos hicieron temer
lo peor, los tres nos imaginamos que aquellos hombres nos ma-
tarían allí mismo de un tiro en la nuca, Miguel comenzó a sudar
copiosamente y Elena y yo rompimos a llorar esperando un fatal
desenlace.
—No hubiese querido tener que tomar esta decisión, pero no
puedo permitirme ir a la cárcel por la estupidez de tres tontos ado-
lescentes —dijo Bremon en tono grave.
Ante la inminente consumación de su amenaza y en la seguri-
dad de que terminarían con nuestras vidas, decidí jugar una última
carta que sorprendería a todos, y que al menos nos haría ganar
tiempo.
—¿Es que serías tan cobarde como para ordenar matar a su
propia hija? —le espeté con voz firme y segura.
Tal cual me había imaginado, la sorpresa fue mayúscula; no
sólo para los traficantes, sino también para mis compañeros, que se
quedaron mirándome petrificados.
—¿Cómo? —exclamó el aludido abriendo enormemente los
ojos.
—Si nos matases estarías asesinando a tu propia hija, mi nom-
bre es Ana Bremon.
El ambiente alcanzó tal tensión que hasta moverse resultaba
difícil, durante un breve periodo de tiempo el silencio más absoluto
fue el único protagonista de la escena; finalmente el propio Miguel
consiguió romper aquel mutismo.
—¿En serio eres su hija? —me preguntó.
—Creo que sí, mi padre me dio su apellido cuando abandonó
a mi madre, fue lo único que me dejó como recuerdo de su partici-
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