Page 140 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

                 —Está bien, ¿y cuál es nuestro cometido en todo este plan que
            has urdido? —le pregunté a Bremon.
                 —Pues creo que tendréis que comprometeros a colaborar en
            mis negocios, y olvidaros de volver con vuestros amigos o familia-
            res, seríais una presa fácil para los maderos. Podéis estar tranquilos,
            si no me falláis seré generoso con vosotros; Don Rodrigo siempre
            cuida de los suyos,
                 Ya se había olvidado de su papel de padre arrepentido y volvía
            a ser aquel pedante repulsivo que nos hablaba en tono condescen-
            diente y soberbio pretendiendo hacernos sentir agradecidos por su
            generosa protección.
                 Los tres nos miramos resignados, la jugada nos dejaba en una
            situación muy comprometida.
                 Tanto Miguel como Elena tenían un pasado que pesaría en su
            contra a la hora de defenderse ante una acusación, y por mi parte
            me aterraba la idea de enfrentarme a mis tíos en tal situación, ha-
            cía tiempo que les venía mintiendo y a consecuencia de mi desleal
            comportamiento estaba metida en todo aquel lío. Por otra parte,
            nuestra juventud y escasa capacidad para afrontar la responsabili-
            dad, nos impedía sopesar una mejor solución que la que nos estaba
            proponiendo mi padre.
                 A pesar del desprecio que sentíamos por aquel sujeto y de lo
            que suponía no poder retomar nuestro pasado, concluimos que la
            manera más sencilla de evitar vernos involucrados en una investi-
            gación judicial sería quedarnos con Bremon, al menos por el mo-
            mento.
                 Con la decisión tomada quedaban, sin embargo, un montón
            de cuestiones que nos intranquilizaban; fui yo misma quien decidió
            plantear todas nuestras dudas aún con el temor de un indeseado
            desenlace final.
                 —¿Cómo podemos estar seguros de que si nos quedamos
            contigo no nos encontrarán?
                 —Si es cierto que no habéis hablado con nadie no os vincula-


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