Page 146 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

            ta aquel momento en el que nos presentara mi padre. Indudable-
            mente la amistad existente entre ellos tenía mucho mayor recorri-
            do, por lo cual aquella mujer sentía curiosidad ante la inesperada
            aparición de una hija a la que jamás le había nombrado.
                 —Dime Ana, ¿has vivido todo este tiempo con tu madre?
                 —No —le respondí—, me adoptaron unos tíos de ella des-
            pués de que los servicios sociales me llevasen al internado.
                 Susana miró a mi padre sorprendida, aquella expresión delata-
            ba su completo desconocimiento acerca de lo sucedido y su incre-
            dulidad ante lo que le estaba contando.
                 —¿Es que no te hiciste cargo de tu hija cuando a su madre le
            quitaron la custodia? —le preguntó a él directamente y en tono de
            reproche.
                 —Nunca llegué a enterarme de que había ocurrido eso, jamás
            supe nada de ellas hasta ahora. Su madre decidió hacer su propia
            vida y no quiso que conociese a Ana —intentó disculparse con un
            cinismo digno del mayor de los canallas.
                 Le contaba aquella mentira infame ante mis propias narices,
            como si mi presencia allí no le importase en absoluto. Su enorme
            soberbia le hizo creer que el miedo me mantendría callada y no
            evidenciaría su mísero argumento; pero yo tenía muy claro ya que,
            a pesar de su baja calaña y su despreciable actitud, en el fondo era
            un hombre bastante cobarde, y el hecho de ser su hija jugaba a mi
            favor a la hora de hacerle frente.
                 Con tono elevado, casi violento, intervine inmediatamente
            para rebatir semejante vileza; algo me decía que aquella mujer era
            para él mucho más que una simple compañera de negocios. Me
            suponía que ambos debían obtener sus beneficios con actividades
            poco lícitas, pero al menos Susana daba la impresión de ser una
            persona mucho más integra que mi padre, y a pesar del poder que
            él tenía, me daba la impresión de que ante ella se desvanecía toda su
            autoridad y su pedantería. Susana podría ser una muy buena aliada
            para llevar adelante mis propósitos, sin ninguna duda conseguiría


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