Page 152 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

            la anfitriona—. Necesito hablar con su hija —insistió nuevamente
            mientras pasaba al interior de la casa.
                 —Claro, voy a llamarla, creo que está en su cuarto.
                 Mientras la señora Daris subía las escaleras, Carmen se acer-
            có a un mueble aparador que se encontraba en una esquina de la
            sala, había visto sobre el mismo una foto de su sobrina con Sara
            y otra chica. Las tres amigas, Sara, Tania y Ana, se habían hecho
            aquella foto tan sólo unos días antes de su desaparición. Carmen
            la tomó en sus manos y la miró fijamente, viendo a la hija de
            su sobrina Isabel sonriente junto a sus amigas se vio invadida
            por una inmensa pena; mientras miraba la fotografía percibió un
            fuerte dolor en el pecho que le dificultaba enormemente la res-
            piración y, súbitamente, comenzó a sentirse muy mal, no podía
            tomar aire y el dolor se volvió mucho más intenso y punzante, en
            apenas unos segundos se desvaneció. Sara y su madre, que baja-
            ban ya las escaleras, se abalanzaron sobre ella presas de los nervios
            con intención de socorrerla.
                 —Llama enseguida a una ambulancia, creo que le ha dado un
            ataque al corazón.
                 Sara se precipitó sobre el teléfono como una posesa para lla-
            mar a emergencias mientras la señora Daris hacía lo imposible por
            salvar a la mujer, pero todo fue en vano; la llegada de la ambulancia
            tan sólo sirvió para confirmar la muerte de Carmen. La reacción de
            Sara y su madre, en un principio, fue de histeria e irracionalidad,
            siendo presas de los nervios y llegando, incluso, a tener que ser
            atendidas por los propios asistentes, por lo cual el médico que se
            había desplazado en la ambulancia debió administrarles, a ambas,
            un tranquilizante para que superasen el trauma que les produjera la
            inesperada muerte de la señora.
                 Bastante más tranquilas y superado el primer momento de tan
            desagradable trance, comenzaron a plantearse la forma de comuni-
            car la mala nueva a los familiares de Carmen.
                 —¿Qué podemos hacer ahora? —le preguntó Sara a su madre.


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