Page 157 - Mucho antes de ser mujer
P. 157

José Manuel Bermúdez

                 —Me llamo Sara, soy amiga de Ana, nos vimos aquí una vez
            que estabas tú con tu novio.
                 —Ahora te recuerdo, tú eras la que la acompañaba aquel día.
                 —Así es, era mi mejor amiga. ¿Has sabido algo de ella?
                 —No he vuelto a saber de ella ni de Miguel, esa zorra lo con-
            venció para marcharse juntos.
                 —Yo no creo que fuese eso lo que ocurrió; su tía Carmen mu-
            rió hace cuatro días en mi casa, había venido para preguntarme por
            ella, creo, seguro que pretendía encontrarla. Es muy improbable
            que se hayan fugado voluntariamente, Ana no habría permitido
            que su tía sufriese de esa manera, la habría llamado al menos para
            decirle que se encontraba bien. El día que desaparecieron estaban
            con otra chica, Ana la había traído a mi casa la noche antes, dijo
            que era una antigua compañera del internado y que estaba mal, no
            tenía a dónde ir ni qué comer, a esa chica tampoco se la ha vuelto
            a ver. Todo eso me resulta muy extraño, ¿quién podría haber mata-
            do a tres personas al mismo tiempo sin que nadie supiese nada ni
            apareciese cuerpo alguno?, yo creo que ha ocurrido algo que les ha
            impedido contactar con alguien pero que siguen estando vivos, y
            me gustaría que me ayudases a encontrarlos.
                 —¿Tú y yo?, ¿estás loca?
                 —¿Por qué no?, yo echo de menos a Ana y tu echas de menos
            a Miguel, juntas podríamos buscarlos.
                 —Nunca los encontraríamos, nosotras no nos sabemos mover
            en el ambiente en el cual deberíamos buscarlos, ¿si no los ha encon-
            trado la policía crees que íbamos a hacerlo nosotras?
                 —A lo mejor a nosotras nos dan información que la policía
            no consiguió.
                 —Me parece una locura, no cuentes conmigo.
                 Aquella negativa fue para Sara una desilusión, pero no estaba
            dispuesta a darse por vencida, la muerte de Carmen, tan decidida
            a recuperar a su sobrina, la había comprometido moralmente para
            continuar con la misión que la mujer no había podido ni siquiera


                                       — 156—
   152   153   154   155   156   157   158   159   160   161   162