Page 158 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
comenzar; pero cuando ya iba a marcharse, Sonia, en un tímido
atisbo de colaboración, le expuso una idea que mantendría vivas
sus esperanzas.
—Podrías localizar a alguno de los amigos de Miguel; quizás
ellos puedan ayudarnos.
—¿Ayudarnos? —Se extrañó Sara ante la conjugación verbal
del comentario hecho por Sonia.
—Si ellos se prestan a colaborar yo también estoy dispuesta a
acompañaros.
—¿En serio, me ayudarías a buscarlos? —le preguntó Sara to-
davía sorprendida.
—Sí, lo haré. Es verdad lo que me has dicho, echo de menos
a Miguel y me gustaría volver a verle, posiblemente él y Ana estén
ahora juntos si no les ha ocurrido nada malo; pero quiero saber si
está bien y poder, al menos, hablarle.
—¿Sabes dónde podríamos encontrar a alguno de sus amigos?
—Hace un tiempo que no los veo, creo que Ernesto se ha
marchado de la ciudad, pero los demás seguramente frecuenten las
pistas —dijo refiriéndose a las canchas de básquet donde solían
reunirse habitualmente los chavales.
Ambas chicas se dirigieron al lugar citado con la esperanza de
encontrar a alguno de los muchachos u obtener información que
les llevase a ellos. La suerte quiso que en el camino se cruzasen con
el Auri, quien volvía de las canchas, donde había estado con el
Tapón Rodrigo.
—¡Auri! —gritó Sonia para llamar la atención del joven que
circulaba por la acera contraria con la cabeza gacha.
Aurelio alzó la vista y se detuvo, mientras ellas cruzaron co-
rriendo la calle hasta llegar a su altura.
—Hola, precisamente veníamos a buscarte, bueno, a ti o a
alguno de tus compañeros, ¿qué tal estás? —le dijo Sonia a modo
de saludo.
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