Page 163 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez

            interesado en formar parte de la organización, yo no tenía ya nada
            que perder, había engañado a mis tíos y me había implicado de lle-
            no en lo ilícito; además no renunciaría a Miguel después de haber
            conseguido aquello que tanto había deseado y por lo que llegué casi
            a quitarme la vida. En cuanto a Elena no habría ningún inconve-
            niente, ella haría todo cuanto yo le dijese; ya no estaba enganchada
            a la droga, pero a lo largo de todo aquel tiempo había desarrollado
            una dependencia absoluta hacia mi persona.
                 —Está bien —le dije a Susana—, no quiero incomodarte con
            mis cosas.
                 —No es que me incomodes, pero debes arreglar esas cosas sólo
            con tu padre, yo no puedo ayudarte.
                 Susana se dirigió a la habitación de mi padre, que se encon-
            traba descansando, y yo salí al jardín en busca de Miguel y Elena,
            dejando el encuentro con el jefe para un mejor momento.
                 Dejé que corriese algo el tiempo antes de retomar mi objetivo;
            la Navidad estaba cerca y faltaban sólo dos días para mi cumplea-
            ños. Ya Susana se había encargado de hacer los preparativos para
            festejar el aniversario y mi padre parecía encontrarse mejor, dejaría
            que las fiestas hiciesen de bálsamo en las tensiones aún existentes,
            sobre todo entre mi padre y Miguel, y luego le propondría definiti-
            vamente a Bremon nuestra colaboración.
                 Pasado ya el día de año nuevo mi padre se había recuperado
            totalmente y Susana permanecía en nuestra casa; en realidad vivía
            con nosotros desde mi cumpleaños, aprovechando para cuidar a
            mi padre y pasar allí las fiestas. Fue durante la cena de fin de año
            cuando decidió, a petición de su pareja, quedarse definitivamente,
            si bien ella declinó el ofrecimiento ya que no estaba dispuesta a
            renunciar a su independencia, permanecería allí un tiempo más y
            luego volvería a su lujoso apartamento.
                 Superado el ajetreo de los festejos y retornada la monotonía de
            siempre, consideré el momento idóneo para hacerle a Bremon mi
            planteamiento.


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