Page 164 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
—¿Se puede? —pregunté llamando a la puerta de su despacho.
—Adelante, pasa Ana —me respondió desde su habitual
asiento tras la ampulosa mesa.
Entré decidida, con la seguridad de quien nada tiene que per-
der, y al verme frente a él y percibir nuevamente aquel soberbio
porte después de haber superado los momentos más delicados de
su indisposición, me traicionaron los nervios y estuve a punto de
desistir; pero después de tanto tiempo planeando aquel encuentro
no podía volverme atrás, por lo cual comencé, con la mayor firmeza
posible, mi argumentación.
—Papá, necesito que hablemos seriamente sobre nuestra si-
tuación aquí.
Aquella forma de dirigirme a él desbarató, de entrada, cual-
quier reticencia al dialogo del duro personaje; jamás le había lla-
mado papá hasta aquel momento y su clásica aspereza dejó paso a
su lado más humano; toda la gravedad de su presencia se diluyó de
repente en una tierna y afable mirada que, por un momento, me
hizo replantearme la consideración que tenía sobre su persona.
—Siéntate y dime qué deseas —me respondió al recuperarse
de su asombro.
—Llevamos aquí casi seis meses sin salir, he asumido que nun-
ca más podré volver con mis tíos y mis amigos, pero seguramente
ya nadie nos está buscando, nos gustaría poder vivir con normali-
dad, y ya que ahora sólo te tengo a ti como familia, he pensado que
podrías confiar en nosotros y dejar que colaboremos contigo.
—¿Insinúas que quieres dedicarte a lo que yo hago?
—¿Qué otra cosa puedo hacer?, no voy a estar siempre
encerrada y con tus hombres pegados a mí, vigilándome día y
noche.
—Tienes sólo 14 años, los acabas de cumplir, además yo sé
que me odias enormemente; aunque hoy me hayas llamado papá,
¿cómo crees que podría confiar en ti?
—Todo el mal que me has hecho en la vida no lo puedo olvi-
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