Page 166 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

            cierto permitiendo que salgáis sin más, pero no tiene sentido tam-
            poco que permanezcáis aquí encerrados de por vida. Dejaré que
            tu amigo Miguel trabaje para mí, tengo que entregar un par de
            encargos esta semana y él podría hacerlo, pero Elena y tú perma-
            neceréis aún vigiladas en la finca hasta que tenga plena garantía de
            que podemos fiarnos de él. No dudo de que tú seas de confianza,
            entre otras cosas porque es tu propio patrimonio el que está en jue-
            go si se viniese todo abajo; pero principalmente porque tu amiga
            tendría serios problemas si fueseis a la policía y estoy seguro de que
            tú evitarás que eso ocurra por todos los medios. De tu amigo no
            me fío, por mucho que tú le quieras y él te corresponda, algo de
            lo que no estoy tan seguro. Así que habla con Miguel y dile lo que
            acordamos, de él depende que dejéis de ser invitados especiales para
            pasar a formar parte de la familia con todas las consecuencias.
                 No nos dijimos prácticamente nada más, Susana se quedó con
            mi padre en el despacho y yo salí sola a reunirme con los compañe-
            ros y a contarle a Miguel lo que me habían dicho.
                 Ambos estaban en la parte trasera de la casa, junto a la piscina,
            sentados sobre uno de los bancos que había alrededor de la misma;
            se encontraban comentando precisamente mi reunión con Bremon,
            conocían mi intención de conseguir mejorar nuestras condiciones
            de existencia. Casi no me dieron tiempo a acercarme cuando ya les
            pudo la curiosidad.
                 —¿Qué, cómo ha ido? —me preguntó miguel sin darme
            tiempo ni a sentarme.
                 —Bastante bien, pero ha puesto condiciones.
                 —¿Qué condiciones?
                 —Me ha dicho que comenzaras a trabajar para él; esta semana
            tiene que hacer un par de entregas y quiere que seas tú quien se
            haga cargo; pero me ha dicho que no se fía, Elena y yo permanece-
            remos aquí vigiladas hasta que compruebe que eres de confianza.
                 —Sabe muy bien que de ningún modo iría a la policía, sería el
            más perjudicado, no entiendo tanto entredicho.


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