Page 56 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

            más empapados que antes. No sólo estaba sufriendo yo, también
            estaba haciendo sufrir a quienes me querían. Me preguntaba ¿por
            qué?, ¿qué me ocurría para sentirme así? La voz de Tío Enrique,
            que se había aproximado también, me liberó un momento de mis
            fobias.
                 —Hola Ana, qué susto nos has dado. Si no llega a ser por ese
            compañero tuyo del instituto... ¿Qué te ha pasado por la cabeza?
                 —¿Qué compañero de instituto? —le pregunté sin ofrecerle
            mi respuesta.
                 —Ese chico, Miguel, fue quien te encontró y llamó inmedia-
            tamente a la ambulancia, de no ser por él ahora todo sería diferente.
                 Enmudecí de repente, aquellas palabras fueron como un golpe
            en el pecho, pareciera que el corazón intentase huir de mi cuer-
            po. ¿Miguel había sido quien me salvara?, uno de los principales
            causantes de aquello que me estaba sucediendo había sido quien
            impidiera finalmente las  consecuencias. Me invadió una enorme
            confusión y no me sentía con fuerzas para continuar hablando,
            necesitaba dormir para aclarar mi mente.
                 —Quisiera dormir un poco, no me apetece hablar ahora —les
            dije con la intención de no continuar dando explicaciones.
                 —Claro que sí, ¿deseas que llamemos a la enfermera?
                 —Sí, por favor.
                 Al cabo de unos segundos una joven enfermera se presentó
            con mi tío —relájate— me dijo mientras inyectaba algo en la vía;
            a los pocos minutos me invadió el sueño e inmediatamente me
            quedé profundamente dormida.
                 Era muy temprano, no más de las siete, cuando el ajetreo de
            las sanitarias entrando y saliendo de las habitaciones me hizo des-
            pertar, había dormido muchas horas y me sentía descansada, nada
            que ver con la sensación del día anterior, cuando los sedantes me
            habían mantenido tranquila pero con una enorme sensación de
            pesadez y aturdimiento. En aquel momento estaba más animada y
            con ganas ya de levantarme.


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