Page 37 - De la luz a las tinieblas
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Andrés se sintió profundamente afectado al escuchar a
aquel hombre. Él, al menos, no había perdido la vista. Si bien
su rodilla lo estaba haciendo sufrir bastante, se sentía
afortunado al conocer la situación de aquel anciano.
—¿Ha intentado abandonar este sitio alguna vez? —le
preguntó cambiando de tercio.
—Todos estos años he pensado en volver. Pero, como ya
habrás notado, no lo tengo nada fácil. Ni siquiera sé dónde
estoy, y tampoco puedo ver a donde voy. En estas
circunstancias es muy difícil buscar la forma de salir de aquí.
—Tiene razón, no ha tenido mucho sentido mi pregunta.
De todos modos, ahora podríamos intentarlo juntos. Usted
lleva mucho tiempo aquí y yo puedo ver. Quizás entre los dos
podamos encontrar la manera de abandonar este lugar.
—Muchacho, admiro tu optimismo. Pero no creo que
tuviésemos mucha suerte en el intento. Conozco a otros que
están en nuestra misma situación. Muchos llevan tiempo
intentándolo y nadie lo ha conseguido. Este mundo es eterno,
y solo nos queda resignarnos.
Aquellas palabras no eran precisamente las que Andrés
esperaba escuchar. Las esperanzas que había albergado al
encontrarse con Alterio se desvanecieron en parte ante la
exposición del anciano. Contaba ya con que lo ayudase a salir
de aquel lugar y halló la resignación como respuesta.
De todos modos, no desistiría en su objetivo. Intentaría
por todos los medios convencer al viejo para iniciar juntos la
tarea.
—Alterio, yo estoy herido en una rodilla, y no tengo la
menor idea de cómo subsistir aquí. Usted sabe cómo hacerlo,
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