Page 34 - De la luz a las tinieblas
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De todos modos, lo más importante era que, por primera
vez desde que abandonara su aldea, se encontraba con un ser
humano.
No conocía las intenciones del viejo. Pero, en todo caso,
no parecía suponer peligro alguno para su integridad.
Igualmente, permaneció inmóvil y en silencio mientras el
anciano continuaba avanzando. Lo hacía ayudándose con un
palo a guisa de bastón, pero sus movimientos, aunque lentos,
eran seguros y decididos.
Al llegar a su altura no se detuvo. Pasó muy cerca, a tan
solo un par de metros, pero ni siquiera lo miró. Continuó su
camino con la vista perdida y sin notar siquiera su presencia.
Andrés se dio cuenta al instante de que aquel hombre era
ciego. A pesar de que haber casi tropezado con él no había
notado su presencia, y la fijación de su mirada en el infinito
era un claro indicio de su ceguera.
Decidió llamar su atención. Era la primera vez que iba a
poder hablar con alguien, que no fuesen su perro o sus ovejas,
en mucho tiempo.
—Señor —dijo indeciso y sin levantar la voz.
El anciano se detuvo. Se giró hacia él entre sorprendido y
asustado.
—¿Quién está ahí? —preguntó.
—Me llamo Andrés. Estoy perdido en este bosque.
Bueno... realmente ni siquiera sé dónde estoy. Busco la
manera de salir de aquí.
—¿Por qué quieres salir de aquí? ¿Acaso no eres de la
zona?
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