Page 67 - De la luz a las tinieblas
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su principal fuente de alimentación. Por eso tomamos
medidas de protección. Para que no consigan entrar aquí.
—Pero, me ha dicho Alterio que los góronas son
inofensivos. ¿A qué temen a los humanos? No entiendo nada.
—Así es. Alterio te ha informado bien. Los góronas no
comen carne humana. Pero no por ello son menos peligrosos.
Aunque no nos maten, pueden causarnos mucho sufrimiento.
Los que viven entre nosotros no están preparados para
defenderse. Están domesticados, y serían presa fácil para sus
congéneres. Por eso debemos protegerlos.
Andrés se estaba enterando de muchas cosas. Aunque, a
pesar de todas las explicaciones recibidas, no alcanzaba a
comprender aquel sin sentido. Por mucho que intentaba
encontrarle alguna lógica, le resultaba imposible asimilar lo
que le decían. De todas formas, pensó, si en verdad no podían
morir, contaban con una gran ventaja a la hora de intentar la
evasión.
Animado por la sinceridad y la buena disposición de sus
dos anfitriones, continuó preguntando:
—¿Pero, por qué razón os habéis resignado a permanecer
aquí, si no tenéis ningún futuro? ¿Nunca habéis reflexionado
sobre cómo salir de esta situación?
—Fuera de esta aldea, no conocemos nada más que la
negra espesura. No hay agua, ni comida. No sabríamos a
donde dirigirnos. El guardián y sus cazadores nos impedirían
cualquier intento de escapatoria. Sería una aventura hacia la
nada. Al menos, aquí comemos y bebemos todos los días, lo
cual nos hace más llevadera la espera.
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