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José Manuel Bermúdez Siaba


          no salieron aquel día a faenar. También colgaban en muchos balcones de las ca-
          sas lazos o crespones mostrando su dolor por la desgracia acontecida. Los taxis
          lucían cintas negras en sus antenas, los comercios cerraron durante el entierro y
          no hubo subasta de pescado en la lonja en señal de duelo por las víctimas.

            El 7 de mayo se celebraron los funerales por los desaparecidos en la Igle-
          sia parroquial de Muros. Los actos fueron oficiados por el arzobispo de Santia-
          go, Monseñor Suquía, y asistieron a los mismos las máximas autoridades de la
          comunidad, encabezadas por el entonces presidente de la Xunta, Don Gerardo
          Fernández Albor. Una enorme multitud de más de 12.000 personas, estuvo pre-
          sente apoyando a los familiares en aquel acto. También asistieron los medios de
          comunicación más importantes de España y algunos extranjeros para cubrir tan
          desgraciado acontecimiento.
            Durante una larga temporada se dejaron notar en el Ayuntamiento los efectos
          de aquella gran tragedia



                          Naufragio del Cason

            El 5 de diciembre de 1987, a primera hora de la mañana, el buque con bandera
          panameña Cason lanza una señal de auxilio al provocarse un incendio en una de
          las bodegas de proa.
                                                          La  tripulación  del  carguero
                                                       la  componían 31 hombres, la
                                                       mayoría de ellos de nacionali-
                                                       dad china.
                                                          Ante la incapacidad para ex-
                                                       tinguir  las  llamas,  sus 31 ocu-
                                                       pantes  abandonaron  precipita-
                                                       damente  el  barco,  que  terminó
                                                       embarrancando en la playa de O
                                                       Rostro.
                                                          Las circunstancias  que ro-
                                                       dearon el accidente  hicieron
                                                       sospechar a las autoridades y
                                                       a  los vecinos  de  la  zona  que
                          El Cason en llamas           el  mercante  podría  transportar
          efectos dañinos. Dos días más tarde, la Comandancia de Marina de A Coruña
          confirmaba que, efectivamente, el barco transportaba productos tóxicos, lo cual
          alarmó aún más a la población, que comenzó a abandonar los pueblos cercanos


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