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Muros. Historia viva
agua producida al chocar contra unos bajos cercanos. El barco fue reflotado unos
días despúes y trasladado, el 28 de junio, a los astilleros de la vecina localidad
de O Freixo para ser reparado. Si bien no hubo victimas, fueron cuantiosos los
daños materiales, sobre todo en los costosos aparatos electrónicos con los que
estaba equipado el buque.
El 18 de septiembre de 2.012, el «Serviola 1», un pesquero del cerco de 11
metros de eslora, con base en Porto do Son, se hundió en la ría al chocar con una
batea. En el accidente pereció uno de sus tripulantes y fueron 4 los supervivien-
tes.
Muchos fueron los barcos de Muros que se perdieron para siempre en el fon-
do del océano, el mismo mar que nos dio la vida también fue causante de muchas
muertes, y para el recuerdo quedan los nombres de algunos de aquellos barcos,
que ya forman parte de la historia de nuestra Villa y son homenaje eterno a la
gente dura y valiente que forjó, a base de sacrificio y trabajo, el pasado y el pre-
sente de un pueblo que nació, creció y vive de cara al mar.
Los anteriores son algunos de los barcos de la villa de Muros que quedaron
para siempre en el fondo del océano o se dejaron vidas en él. Algunos otros pes-
queros que fueron presas del océano son listados a continuación en un recuerdo
colectivo:
«Jesús de él Gran Poder», hundido a cuatro millas de la punta de Los Reme-
dios, en Lira. «Felisa Domínguez», fue a pique a 12 millas al sudoeste de Monte
Louro en la década de los años cincuenta. El «Arenys de Mar», embarrancó en
las piedras de Monte Louro en los años setenta, y aun hoy se pueden encontrar
restos de ese naufragio entre las rocas de la orilla. En esa misma época se fue a
pique el «Rosa Náutica» al ser arrollado por un pequeño buque tanque que na-
vegaba en el rumbo de sus caladeros, a seis millas de Cabo Corrubedo. También
en los años setenta desapareció el «Cordero de Belén», después de embarrancar
en la playa de Area Maior. Al igual que en el caso del Arenys de Mar quedan
aún algunos vestigios del naufragio desperdigados entre las dunas del lugar. Ya
en los años ochenta hubo otros naufragios, de los cuales algunos terminaron en
verdadera tragedia. El «Laca Burgoa», en diciembre de 1973, después de sufrir
una avería que le obligó a parar la máquina, y ante el riesgo de embarrancar en
O Neixón, fue abandonado por sus tripulantes que consiguieron llegar a la costa,
unos en la balsa salvavidas y otros a nado. Tan solo uno de sus náufragos no
consiguió llegar a tierra. Un vecino de la parroquia de Tal, que hacía de patrón
de costa, desapareció y su cuerpo nunca fue encontrado. El barco fue recuperado
más tarde a la deriva y sin haber sufrido daño alguno. En el año 1999 naufragó
el «San Martín» a causa de una vía de agua. También se hundió, arrollado por
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