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José Manuel Bermúdez Siaba


            Entre estos monumentos, donde van de la mano la fe y el arte, destacamos por
          su significación e interés, además de la iglesia parroquial de la Villa, el santuario
          de la Virgen del Camino, la iglesia del Carmen, la capilla de San Roque, la capi-
          lla del Espíritu Santo, la capilla de San Marcos, la capilla de las Angustias, la ca-
          pilla de Santa Isabel, la capilla de san José y la capilla de las Nieves; todas ellas
          en la parroquia de Muros. En Louro podemos encontrar la iglesia parroquial de
          Santiago de Louro. En Serres, la iglesia parroquial de San Juan de Serres y la
          capilla de San Miguel de Sestaio. En Abelleira la iglesia parroquial de Santo
          Estevo. En Torea la iglesia parroquial de San Xián. En Tal la iglesia parroquial
          de Santiago de Tal y en Esteiro la iglesia parroquial de Santa Mariña y la ermita
          de Santa Mariña.

           Iglesia de Santa María del Campo (Muros)

            La villa de Muros, al igual que la mayoría de las poblaciones del medie-
          vo, estuvo fuertemente influenciada por la Iglesia. En su período de pertenen-
          cia al Reino, por la estrecha relación que los monarcas y nobles tenían con la
          entidad eclesiástica; y posteriormente, al pasar a formar parte de los dominios
          del arzobispado de Santiago, por su dependencia directa del mismo. Toda su
          historia, hasta bien entrado el siglo XX, se desarrolló directamente ligada a la
          religión católica. Esta dependencia fue la causa de que, de igual manera que
          ocurrió en el resto de Galicia y la mayor parte de España, a lo largo y ancho
          del territorio que ocupa su comarca se levantaran una gran cantidad de tem-
          plos religiosos y multitud de construcciones representativas del cristianismo.
            A pesar de todo, Muros no se constituyó en torno a una iglesia como era co-
          múnmente el caso en la mayoría de las villas, ya que su primera Iglesia se encon-
          traba en las afueras de la población, al igual que la torre arzobispal, que estaba si-
          tuada en lo que hoy es el barrio del Carmen, a muy poca distancia del templo. La
          iglesia parroquial existente en Muros, incluso antes del privilegio de Sancho IV
          que concedía a este lugar la categoría de «Puebla», era la de San Pedro, y se loca-
          lizaba dónde hoy está el cementerio viejo. Se trataba de una edificación de estilo
          románico construida en el siglo X. Estaba compuesta de dos cuerpos, la Capilla
          Mayor, de bóveda, y la nave central, compuesta de varios arcos con pequeñas ca-
          pillas, también en forma de bóveda, a sus lados. En la capilla mayor, al lado del
          Evangelio, aparecía grabada una inscripción que decía: «Aquí yace don Vidal
          de Halcón, mercader (o procurador) de la Villa». En el atrio de la Iglesia se ce-
          lebraban las sesiones municipales y servía también como lugar de enterramiento.
            Muchas de las losetas con escudos y símbolos que allí se encontraban fue-
          ron usadas para adoquinar las calles.  Había en la Capilla  Mayor una sepul-


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