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ICAP ARGDEBRA
No hay dudas que la revolución científico-técnica en los últimos 40 o 50 años ha revolucionado
la técnica, pero no la clínica. Las técnicas envejecen y se vuelven obsoletas con el paso del
tiempo y tienen que ser renovadas y modernizadas constantemente, pero no la ciencia clínica,
desarrollada a lo largo de siglos de cuidadosa observación.
La formulación del diagnóstico presuntivo requiere asiduidad en el estudio, conocimiento de
las enfermedades y una práctica diaria en la que se aprende a descubrir las sutiles diferencias
que existen en los pacientes afectados de una misma enfermedad. Solo así se domina el
razonamiento clínico, el cual permitirá indicar los exámenes y las pruebas necesarias para
arribar al diagnóstico de certeza. Por supuesto, está de más decir que el médico tiene que
conocer y dominar la interpretación de estas pruebas y, además, saber sus limitaciones y
hasta dónde pueden ayudar.
El método clínico y el pase de visita
El pase de visita tiene un objetivo fundamental: que el grupo de trabajo, guiado por un jefe o
profesor, aprenda a atender al paciente ya diagnosticado o en vías de serlo. El pase de visita
es para conocer y aprender cómo evolucionan los pacientes, cuáles exámenes paraclínicos
se indican y cuándo se repiten o no, así como su interpretación, y, por supuesto, la indicación
y dosis de las drogas en el tratamiento. El pase de visita no es para discutir casos (esta es
otra actividad), además la discusión en el pase de visita obliga a hacerla delante del enfermo,
con la inevitable yatrogenia, por mucho que se usen términos ambiguos o disfrazados. Ya casi
nadie se engaña con las palabras neo, t, N de P, proceso m, etc., aunque, por supuesto, se
pueden hacer consideraciones diagnósticas sobre los enfermos que las necesiten, siempre y
cuando se tenga muy en cuenta lo anterior.
Existen profesores muy buenos desde el punto de vista de sus conocimientos, a quienes el
tiempo apenas les alcanza y casi siempre finalizan este proceso de forma atropellada. Otros,
por el contrario, mantienen un ritmo uniforme y terminan esta actividad en tiempo y forma. La
diferencia radica en que los primeros no tienen un método, y los segundos sí; los primeros
son anárquicos, los otros organizados; los primeros lo hacen distinto cada día, divagando e
introduciendo en la actividad elementos ajenos a ella, los últimos son metódicos, están
sistematizados, siguen un plan preconcebido, y actúan como verdaderos profesionales.
En fin, el pase de visita tiene que ser dinámico, con preguntas y respuestas, y aunque valen
y son necesarias las explicaciones teóricas, estas nunca serán conferencias o
microconferencias.
El método clínico y la discusión diagnóstica
La discusión diagnóstica es una actividad clave en todo servicio de medicina interna y siempre
que se pueda, debe realizarse a diario.
Este es el momento en que los miembros del grupo —sobre todo los más jóvenes— aprenden
a razonar frente al problema de salud del enfermo y a utilizar metódicamente toda la
información acopiada mediante el interrogatorio y el examen físico. En fin, aprender a
desbrozar el camino del diagnóstico y a formular un diagnóstico presuntivo que sirva de punto
de partida, no se desarrolla o se hace de manera tortuosa. Quizás esto sea el inicio de la
adquisición del mal hábito de indicar exámenes complementarios sin un fundamento lógico.
No es el momento de detallar los pasos que se deben seguir en la discusión diagnóstica, pero
sí es conveniente apuntar que el resumen que se hace del caso una vez leída la historia clínica
tiene un objetivo: facilitar el recuento de los síntomas y signos que se van a analizar para
llegar al diagnóstico.
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