Page 111 - selim
P. 111

Rahmi   se volvió  hacia  él,  tan  furioso  como  si
           le hubiera picado  una avispa.

           —¿Qué quieres?     ¿Es que   no  hay bastante pa-
           ra los dos?  Me  han dicho que ese viejo chala-
           do  de  Ahmet   os  ha  dado  su  cabrita.  ¡Nunca
           he visto  aprendices   de  pastor  tan  bien  paga-
           dos por una semana de trabajo!


           —La cabrita nos la   ha regalado Ahmet,     no us-
           ted -replicó Zuffu  con  voz muy calmada.

           —¿Ah,   sí? ¿Y cuál es la diferencia? -dijo   Rah-
           mi  frunciendo   el  entrecejo-.  Esa  cabrita  es
           hija de mi cabra,  por si se te ha olvidado.

           —Muy    bien -añadió Zuffu,    con  la  voz todavía
           más tranquila-.   Veo,  señor,  que  usted  no  ne-
           cesita  dos  pastores;  si  los  necesitara,  no  se
           negaría   a  pagarles  bien.  Así  que,  vamos   a
           buscar trabajo en otra parte.


           —¡Eso es,    marchaos!    -gritó  Rahmi,  furioso-.
           ¡Mis  cabras  se  guardarán   divinamente   solas!

           —Por   favor,  señor -dijo  la  voz  tímida  de  Se-
           lim-.  Yo  prefiero  quedarme,    aunque    no  me
           pague.

           —¿Es    que  te  has vuelto  loco? -preguntó   Zuf-
           fu, abriendo mucho los ojos.


                                                           117
   106   107   108   109   110   111   112   113   114   115   116