Page 112 - selim
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Selim sacudió la cabeza muy despacio.
—No te olvides de Ahmet -dijo a media voz.
Pensaba que debía hacer aquel pequeño sa-
crificio por el viejo pastor. Al fin y al cabo, él
les había regalado a Beek.
—Tienes razón -reconoció Zuffu-. Quédate tú.
Yo voy a encargarme del enjambre de abejas,
de la gallina roja, de los albaricoques...
A la mañana siguiente, los chicos se separa-
ron de mala gana. Pero estaban en juego los
intereses de Semra. ¡Había que ganar, como
fuera, la mayor cantidad posible de dinero!
Zuffu encontró fácilmente a los campesinos
que le habían ofrecido distintos trabajos.
—¿Qué pasa, has dejado a Rahmi? -le pregun-
taban-. Te pagaba demasiado, ¿no es verdad?
Pero Zuffu tampoco quería andar criticándole,
así que no contestaba más que «Ahmet sólo
necesita un ayudante, no dos».
Empezó buscando la gallina roja.
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