Page 116 - selim
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encontráis la  cabra de  Rahmi y resulta que tie-
             ne dos cabritos. Después descubres el escon-
             dite  de  mi  gallina  y  está  empollando  una  do-
             cena   de  huevos.   Pues   no  voy  a  ser  menos
             que   el  viejo  Ahmet.  Yo  te  había  encargado
             que buscaras    mi  gallina y  has encontrado ade-
             más doce    huevos,   de  modo que   ésos son tu-
             yos.  Dentro  de  unos  días,  habrá  doce  pollitos
             bien amarillos...


             —Que     se  convertirán  en  gallinas,  que  pon-
             drán  huevos,   que  incubarán...  -continuó   Zuf-
             fu, y le brillaban los ojos de entusiasmo.


             —Claro que sí, y tendrán     más pollitos -añadió
             el granjero, divertido-. Ya tenéis un rebaño en
             proyecto y ahora, fíjate, también     un  gallinero.



              La  alegría  de Zuffu  se tiñó de cierta  inquietud
             cuando le contó su aventura a Selim.


             —Todos     esos  animalitos  jamás   podrán  caber
             en  el jardín  de  mi  casa -dijo-.  ¿Cómo  nos  las
             vamos a arreglar?


              Pero Selim,  en cambio,   pensaba que todo tie-
              ne  solución  cuando   uno  se  propone    encon-
             trarla.  Y  él  también  tenía  una  novedad   que
              contarle a su amigo:


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