Page 118 - selim
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que   preguntarle   si  está  buscando  a  un  niño
               llamado Selim».


              —La    verdad   es  que  has   tenido  una  buena
               idea  -reconoció  Zuffu-   Pero  ¡menudo    traba-
              jo  le  has  encargado  a  Abdurrhaman,    si  tiene
               que estar pendiente de    la gente  que  pasa  por
               la  calle a  la  vez  que  trabaja!  ¡Con  tal  de  que
               no corte torcidas todas   las piedras!


              —¡Qué     va!  -replicó  Selim-.  Dicen  que  es  el
               mejor tallista  de  Estambul.  Puede  estar traba-
              jando  con   las  manos y a   la  vez  dejar  la  vista
              vagar un   poco a su alrededor, estoy seguro.


               Selim  estaba  acostumbrado a ver a     su  madre
               preparar un  pastel  dándole vueltas y vueltas a
               la  masa  sin  perder  de  vista  a  su  hermanita
               Melahat.  También   su  padre  sacaba  brillo a  los
               zapatos  hasta  que  relucían  como  soles  mien-
               tras  miraba  los  polvorientos  pies  de  la  gente
               que  caminaba   por  la  plaza.  Y  a  mamá  nunca
               se  le estropeaba  un pastel. Y su  padre  no de-
              jaba  pasar  por  su  lado  un  par  de  zapatos  cu-
               biertos  de  polvo  sin  preguntar  a  su  dueño:
               «¿Un   golpecito  de  cepillo  a  su  calzado,  se-
               ñor?»







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