Page 137 - selim
P. 137
También me ha dicho que los albaricoques de
Sapanca son los mejores de Turquía, que se
exportan a todos los países de Europa, espe-
cialmente a Francia, y que quizá un día un
niño como nosotros se comerá nuestros al-
baricoques... ¡en París!
Selim se quedó con la boca abierta. Miraba el
albaricoquero con los ojos llenos de asombro.
Nunca, ni siquiera cuando se imaginaba las
cosas más raras, se le había ocurrido asomar-
se a París sobre su alfombra voladora, ni a
ninguna ciudad concreta, en realidad. ¡Y los
frutos de aquel diminuto arbolito irían un día a
esas ciudades que conocía sólo por los libros!
Entonces se echó a reír.
—Nos estamos convirtiendo en chicos impor-
tantes -dijo, poniéndose muy derecho-. Ya
íbamos a vender cabras, pollos, huevos y
miel. ¡Y ahora seremos exportadores, puesto
que vamos a vender nuestros productos en
el extranjero!
Hablaba en broma, pero luego se preocupó:
—¿Cómo vamos a hacerlo? No conocemos a
nadie en otros países.
143