Page 22 - selim
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Selim  rebuscó en sus bolsillos.

           —Cuenta,    mamá -añadió Selim,      poniendo to-
           das  las monedas encima de la mesa.


           -¡Qué    bien!  ¡Cuánto   has  trabajado,   cariño
           mío! -dijo  mamá   con  una voz muy dulce.


          Y  Selim  se  sintió  tan  rico  como  si  las  mone-
           das de diez kourouchs fueran de oro puro.


           Mamá se inclinó    hacia él y murmuró:


           —Mañana     domingo    haré  una  torta  de  miel  y
           avellanas.


           Selim  se  echó a  reír;  ya  se  lo  había  imagina-
           do.  Siempre  podía  adivinar  las  intenciones  de
           mamá,    quizá  porque   respondían   a  sus  pro-
           pios deseos.


           -¿Has    preparado    ya  la  comida   de  padre?
          -preguntó.

            -Sí, y la tuya también. Ya puedes marcharte.



           Selim  acostumbraba     a  llevar  el  almuerzo  a
           su  padre,  y  durante  el  verano  se  quedaba  a
           comer   con  él.  Era  una  comida  muy  sencilla,


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