Page 21 - selim
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como para poder querer a todos los chiquillos
de Estambul.
A esas horas, el padre no había llegado toda-
vía. Era limpiabotas y no volvía a casa hasta la
noche.
Selim subió los escalones de cuatro en cua-
tro y despertó a Rik, el gato gris que solía
dormir hecho un ovillo en el umbral. En la ha-
bitación principal, mamá le daba de comer a
Melahat, que dio grititos de alegría al ver a su
hermano.
—Selim, da Yazi a mí -dijo, tendiendo sus
manos hacia el conejo.
Selim colocó la jaula junto a ella y la niña
pasó dos deditos entre los barrotes. Después
los sacó a toda prisa y escondió la mano de-
trás de la espalda.
—Yazi me va a comer -dijo riéndose-. Yazi
tiene mucha hambre.
Selim cogió un trozo de pan y se lo dio al co-
nejo, que empezó a roerlo enseguida.
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