Page 16 - selim
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Selim tenía prisa por llegar a casa. La mañana
había sido larga y se la había pasado hablan-
do casi sin parar. Tenía hambre, pero, sobre
todo, mucha sed.
—¡Qué sofocado estás, Selim! -dijo una voz
cerca de él-. ¿Cómo se te ocurre correr de
esa manera, con el calor que hace y cargado
como vas? Me apuesto lo que sea a que te
estás muriendo de sed.
Era Mustafá, el aguador.
—¡Uf! ¡Sí! -dijo Selim aflojando el paso.
Los ojos se le iban hacia el bidón de cobre re-
luciente que Mustafá llevaba a la espalda. Es-
taba lleno de agua de regaliz, pero no le hacía
gracia empezar a gastarse tan pronto una de
sus monedas de diez kourouchs.
-Espera un poco y bébete un vaso -le dijo
Mustafá.
Selim ya no tuvo valor para decir que no. ¡El
agua de regaliz estaba tan buena! Dejaba la
boca fresquita, fresquita...
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