Page 56 - selim
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—Muchas      gracias,  señor-dijo el  muchacho-.
            Mi padre es el señor Averi. Yo soy su hijo,     me
            llamo Zuffu.   Le agradecemos     mucho su testi-
            monio.



            Aquellas   palabras  tan  razonables  parecían  ex-
            trañas  en  boca  de  un  chico  tan  pequeño.  La
            serenidad    del  muchacho    contrastaba   con  el
            aire abrumado de su padre.

            —Sí,   sí,  sí.  He tocado  el  claxon -seguía  repi-
            tiendo el señor Averi.



             Parecía  como   si  no  supiera  decir  otras  pala-
            bras.  Se  había  agachado junto    a  Selim  y  con
            mucha    precaución    palpaba   los  brazos  y  las
            piernas del niño.


            —No    parece   que   tenga   nada  roto  -dijo  al-
            guien-.   Sencillamente,   se  ha  debido  de  des-
             mayar.

            —Pues yo,     desde  luego,  he tocado   el  claxon
            -murmuró     una vez  más el  señor Averi.



             Con mucho cuidado, tomó en       brazos a Selim.


            —¿Hay algún     médico   por aquí cerca?


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