Page 145 - El toque de Midas
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experiencias, pero mucha gente no lo hace porque se requiere de cierto nivel de seguridad personal.
  Tanto Robert como yo hemos logrado el éxito suficiente para que el público se sienta interesado en
  nuestra filosofía y nuestro trabajo. A mí no me molesta compartir mis sugerencias para alcanzar el

  éxito porque sé que seguiré trabajando y triunfando. Los libros funcionan como herramientas para el
  aprendizaje y, aunque se ven pequeños cuando se les compara con campos de golf y rascacielos,
  también pueden ser muy influyentes.
        Un  buen  ejemplo  de  lo  anterior  es  la  manera  en  que  mi  primer  libro, The  Art  of  the  Deal,

  publicado en 1987, afectó a Mark Burnett, a Robert y a Kim, su esposa. En ese entonces Mark vendía
  camisetas en Venice Beach, California y, mientras tanto, Robert y Kim estaban luchando para sacar
  adelante el negocio que acababan de iniciar. Todos mencionaron que el libro causó un fuerte impacto
  en ellos y los encaminó hacia el éxito. Éstos son sólo tres ejemplos de la forma en que un texto puede

  tener un impacto positivo en la gente.
        En el otoño de 2008, una ciudadana de Canadá me envió una copia de su periódico local. Vivía
  en Kamloops, British Columbia. En el periódico había una fotografía de un indigente sentado entre
  sus objetos personales y leyendo The Art of the Deal. La fotografía me motivó a ayudar a ese hombre

  a solucionar su problema inmediato.
        Al indigente le dijeron que yo había leído su historia, y él bromeó al respecto y preguntó si “ya
  había llegado su cheque al correo.” No sabía ni creía que le enviaría uno, pero así fue. Cuando se lo
  entregaron, dijo: “Me he quedado sin habla por primera vez en la vida. No sé qué decir. Por lo

  general soy muy ocurrente, pero, ¿para esto? No tengo palabras”.
        Junto con el cheque envié al hombre un mensaje: “Denle mis saludos y díganle que trabaje con
  ahínco. Sé que sus condiciones no son nada favorables”. Enviarle el cheque fue un pequeño gesto de
  mi parte, pero ya sabes que las pequeñas cosas pueden significar mucho porque todo es importante.

        Otro ejemplo es la ocasión en que veía el programa 60 Minutos un domingo por la noche y
  presentaron un reportaje sobre el cierre de la planta de la compañía Maytag en Newton, Iowa. La
  compañía había decidido mudar la planta a México. Por supuesto, el efecto sería devastador para el
  pequeño pueblo de Newton. Entrevistaron a tres hombres, y cada uno logró impresionarme de alguna

  manera. El primero era un veterano de guerra, el segundo tenía una sucursal de Domino’s y el tercero
  era dueño de una compañía de publicidad. Su ética de trabajo era incuestionable, y el hecho de que
  estuvieran decididos a no permitir que las tribulaciones económicas que provocaría el cierre de la
  planta los derrotara, me dejó asombrado. Una vez más, como un pequeño gesto, envié cheques a dos

  de ellos. Uno era para el fondo educativo de la hija del primero, y otro para cubrir las pérdidas que
  tendría la pizzería del segundo. En el caso del tercer individuo creé un negocio permanente para que
  él me pudiera proveer mercancía de la más alta calidad para la marca Trump. Fue un pequeño gesto
  de mi parte, pero en aquellos momentos de sus vidas el impacto fue muy positivo.



  Una visita a mi oficina

  Al  visitar  mi  oficina,  a  mucha  gente  le  sorprende  encontrarme  negociando  el  precio  de  lavabos,
  sillas,  lámparas,  espejos,  candelabros  y  otros  artículos.  Conozco  todos  los  precios,  a  los
  distribuidores, y los tejemanejes de los tratos con ellos. En este momento tengo aproximadamente 20
  espejos,  y  elegiré  los  mejores  para  mis  campos  de  golf.  Otros  días  puedes  llegar  y  encontrar

  muestras de sillas e incluso lavabos. Soy muy selectivo en lo que se refiere a enseres fijos, y me
  gusta revisar personalmente su calidad y precio.
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