Page 146 - El toque de Midas
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Al principio de su carrera en la Organización Trump, Jeffrey McConney, mi contralor, aprendió
una lección muy importante. Llevaba unos seis u ocho meses trabajando para mí, y cada semana se
reunía conmigo para hacerme un resumen de cómo funcionaban los negocios. En una ocasión llegó y
me dijo que nos hacía falta una fuerte cantidad de dinero de la semana anterior. Luego sonó el
teléfono y contesté. Durante la conversación, miré a Jeff y le dije: “Estás despedido”. Lo volví a
contratar unos minutos después, pero ya había dejado clara mi posición. Era una llamada de atención.
El dinero es mío, y su trabajo es cuidarlo. Jeff tiene ahora 25 años trabajando para la Organización
Trump.
Tras bambalinas en El aprendiz
La gente tal vez imagina que yo sólo me presento una vez a la semana en la sala de juntas o en las
locaciones de El aprendiz y El aprendiz con celebridades. Pero en realidad hay muchos detalles que
atender para cada episodio y yo, definitivamente, colaboro en ese proceso. Desde la selección de
personal, locaciones, tareas y todo lo demás. La preparación para cada temporada también es muy
compleja e implica coordinación absoluta entre los productores y yo. Superviso todos los asuntos:
inicio, marketing, lista de participantes, videos de audiciones, etc. El proceso toma meses de
preproducción y selección de reparto. La producción comienza dos meses antes de filmar, y la
posproducción se prolonga hasta que se transmite el último episodio.
También hay que tomar en cuenta algunos dramas que, por lo general, tienen que ver con la sala
de juntas. Una vez tuvimos una emergencia a las 6:00 de la mañana porque uno de los participantes
fue sorprendido haciendo trampa. A veces las reuniones se prolongan hasta por cinco horas, pero ese
tiempo se edita para el episodio. En una ocasión me presenté con una corbata negra porque,
terminando, asistirá a una reunión formal. A través de los años he aprendido a realizar distintas
tareas de forma simultánea, y eso incluye concertar citas de negocios entre filmaciones del programa.
Como buena parte se hace en la Torre Trump, me resulta muy sencillo ir a mi oficina y regresar. De
hecho, a veces el equipo filma ahí mismo, por lo que ya estamos muy acostumbrados a las cámaras y
seguimos trabajando como si nada.
Hay algunos detalles que requieren tiempo y reflexión, pero el público lo desconoce porque no
forma parte de la industria de la televisión. Gracias a que filmamos en Nueva York, contamos con
una maravillosa selección de lugares, pero debemos tomar en cuenta factores como permisos, clima,
tránsito y transporte entre muchos otros. Yo no sólo me aparezco por ahí: durante la temporada de
filmación tengo que lidiar con una infinidad de detalles y trabajar al lado de Mark Burnett, hombro
con hombro. Cuando comienza la temporada debemos considerar que necesitaremos publicidad, y
eso significa presentaciones en televisión y entrevistas. Es un proceso permanente y, como ya
mencioné, no descuidamos ningún detalle.
En una ocasión, me dirigía a dar un discurso ante 10 000 personas, y ahí aprendí la importancia
de los pequeños detalles. Fue en las primeras etapas de mi carrera como orador, y recuerdo que le
pregunté a mi chofer de qué iba a hablar. Se sorprendió muchísimo y me preguntó: “Jefe, ¿no sabe?
Hay miles de personas esperándolo”. Le dije que estaba seguro de que lo recordaría, pero no logré
tranquilizarlo.
Entonces, en vez de asumir que el público era una enorme masa de gente, decidí pensar en él de
manera individual y me pregunté qué le gustaría escuchar a cada quien. Así pues, en lugar de pensar
en grande, comencé a enfocarme en la individualidad. Por supuesto todo salió bien y el discurso fue