Page 62 - El toque de Midas
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obtener  las  mejores  calificaciones.  Ahí  cada  alumno  está  por  su  cuenta;  es  un  sistema  de
        ganadores y perdedores, donde los estudiantes con las mejores calificaciones y, hasta cierto
        punto,  los  que  están  un  poco  debajo  de  ellos,  les  dan  una  paliza  a  los  mediocres a  los  que

        siempre reprueban. Incluso si se forman grupos de estudio en los que los estudiantes cooperan
        aprenden juntos, cuando llega la hora de los exámenes, el equipo se desarma y todo vuelve a ser
        una competencia. Trata de “cooperar” en un examen, ¡y te acusarán de estar copiando!


        En el ámbito militar, la cooperación en los equipos es esencial para la supervivencia. En los

        negocios, también es fundamental porque en este mundo no se puede lograr gran cosa por uno
        mismo, y eso incluye el problema de sobrevivir y tener éxito. Es por ello que, irónicamente, en
        lugar de fomentar la cooperación, las escuelas fomentan la competencia. Los empleados entran a
        la fuerza de trabajo con una estructura mental competitiva que no deja espacio para el trabajo en

        equipo. Todos compiten por los ascensos, los aumentos, las oficinas más grandes, los títulos
        más  prestigiosos,  lo  que  sea.  Uno  de  los  grandes  desafíos  que  enfrentan  los  empresarios  es
        acabar con la mentalidad competitiva de ganar o perder de los empleados, y remplazarla con un
        esquema que privilegie el trabajo en equipo. La misión ayuda mucho a conseguir ese objetivo;

        también el liderazgo sólido.


        Liderazgo
        En  la  escuela  militarizada,  cada  vez  que  obedecíamos  y  dábamos  órdenes,  estábamos

        desarrollando  nuestras  habilidades  de  liderazgo.  La  vida  es  así  en  ese  ámbito.  Quienes  no
        podían hacerlo, al final fracasaban. Era en un ambiente de disciplina y no había excepciones
        para nadie.


        Tal vez ya conoces el dicho que reza: “No hay soldados malos, sólo malos oficiales”. Esta frase
        ilustra la filosofía que se mete en la cabeza a todos los soldados que se convertirán en oficiales

        militares. El dicho también se puede aplicar a los negocios, porque no hay empleados malos,
        sólo malos líderes.


        Piensa en las compañías para las que has trabajado. Si un negocio tiene problemas financieros,

        moral baja, productividad y ventas decrecientes, así como gastos en aumento, lo más probable
        es que se deba a un mal liderazgo. Los verdaderos líderes asumen la responsabilidad del éxito
        del equipo y entienden que también deben asumir el fracaso en caso de que se presente. Muy a
        menudo los empresarios culpan a los empleados, a la economía o a sus competidores, del mal

        desempeño  del  negocio.  Sin  embargo,  lo  primero  que  hacen  los  empresarios  genuinos,  es
        mirarse a sí mismos para detectar errores y aprender de ellos.


        Entonces, ¿estamos diciendo que para aprender de liderazgo debes renunciar a tu empleo, cerrar
        tu negocio y asistir a una escuela militar? No. El liderazgo, la construcción de equipos y las

        demás habilidades que inspiran a todos a cumplir la misión, se pueden aprender en muchas otras
        instancias de la vida. Creo que ya mencionamos el ámbito deportivo. Llegar a ser el capitán de
        un equipo de la liga local de voleibol o baloncesto, te puede ayudar. También ser el líder de
        algún comité de tu iglesia, participar en el manejo de una organización profesional o planear un

        suceso para tu causa preferida. El hecho de colocarte en posiciones de liderazgo te proveerá las
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