Page 64 - El toque de Midas
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La mayoría de los empresarios novatos sólo se enfocan en el producto. Se pasan todo el tiempo
        afinando sus ideas, e incluso contratan compañías que les prometen asesoría y desarrollo de
        prototipos.  Esa  labor  requiere  de  mucho  tiempo  y  dinero  y,  al  final,  los  prototipos  terminan
        olvidados en cajas que ni siquiera llegan a las tiendas. Un buen empresario sabe cómo convertir

        una idea en un gran producto por medio del desarrollo del triángulo D-I. El triángulo no es sólo
        un concepto, es una herramienta que muchos empresarios exitosos han utilizado para darle forma
        a sus negocios.



        No olvides la importancia de la palabra “enfoque” y de aquello en lo que muchas personas se
        concentran.


        Asesoría legal
        Robert aprendió muy pronto que un producto no protegido legalmente es un producto de todos,

        es decir, no te pertenece. Su idea de las carteras de velcro fue copiada una y otra vez. Los
        contratos legales son importantes porque sirven para proteger derechos. En el caso del negocio
        de las carteras, los contratos legales habrían protegido la propiedad intelectual. En el ámbito
        de los bienes raíces en el que se mueve Donald, los contratos legales definen la pertenencia real

        de una propiedad, los derechos y las obligaciones.


        Cuando se hacen negocios es imposible operar sin contratos legales, son fundamentales para
        definir  y  crear  productos.  Las  compañías  construyen  los  bienes  que  poseen  por  medio  de
        patentes, marcas registradas, licencias y acuerdos por servicios. Asimismo, todo lo anterior le

        añade  valor  y  protección  al  negocio.  En  caso  de  que  no existan  contratos  ni  un  equipo  de
        asesoría legal fuerte en una compañía, siempre habrá confusión, caos e incluso delitos, y todo
        eso cuesta dinero debilita al negocio.



        Sistemas
        Un  negocio  es  un  sistema  de  sistemas.  Tiene  que  ser  así  porque,  de  otra  manera,  ninguno
        crecería más allá de las capacidades de su fundador de, tal vez, algunas cuantas personas clave.
        Si  el  negocio  crece  sin  los  sistemas  correspondientes,  será  cada  vez  más  frágil.  Nuestros
        cuerpos o los autos, por ejemplo, también son sistemas de sistemas. En el caso del cuerpo, ya

        sabemos que está conformado por sistema esquelético, nervioso, digestivo, endócrino, etcétera.
        El auto tiene sistemas de frenos, combustible, encendido, eléctrico y escape, entre otros. Todos
        tienen una función específica, e idealmente trabajan de manera simultánea.



        En el caso de los negocios necesitas sistemas de contabilidad, comunicaciones, asesoría legal,
        distribución en cadena, manufactura, y varios más. El punto es que la compañía, el cuerpo y el
        auto, dependen de sus sistemas para funcionar de manera eficiente. Basta con que uno de ellos
        falle  para  que  impida  el  trabajo  o  provoque  que  todo  el  cuerpo,  auto  o  negocio,  colapse.
        Imagina  lo  que  significa  correr  kilómetro  y  medio  para  una  persona  que  fuma  dos  cajetillas

        diarias  de  cigarros.  Ahora  imagina  cómo  sería  hacer  que  creciera  un  negocio  dirigido  por
        contadores que, para ahorrar, se niegan a invertir dinero en publicidad. Si llegara a fallar algún
        sistema, en cualquiera de los dos casos, el resultado sería desastroso.
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